Hace mucho que Alicia se adentró en su País de las Maravillas para no salir de él. Su mundo gira en torno a su abuelo y su primo, y en él todo parece ir bien incluso siendo tan pocos. Hasta que aparece su nuevo vecino.
Charlie es un niño perdido que se ha quedado sin su Peter Pan, y aunque cree que las cosas irán a mejor ahora que tiene un trabajo como dibujante y que ha conseguido independizarse, no todo saldrá como él había imaginado.
Un día, buscando una estrella, Alicia encontrará el camino a un nuevo mundo, al mundo de Charlie, aunque el camino a este sea haciendo un boquete en la pared de sus respectivos armarios. Sin embargo el peculiar carácter de ella y la curiosidad de él harán que se forje entre ambos una extraña relación de complicidad en un mundo en el que no hay cabida para otras personas y donde las heridas del pasado de uno harán que se curen las del otro.
En este bonito homenaje al cuento clásico de Alicia en el País de las Maravillas nos encontramos con unos personajes, unos diálogos y unas situaciones que indudablemente nos harán pensar en la historia de Carroll, aunque modernizada y adaptada a la vida real. Con un estilo único plagado de bonitas metáforas, Alicia se nos presenta como un personaje muy elaborado que se refugia en su País de las Maravillas por un inexplicable pero arraigado miedo a las personas. Así descubrimos a una joven que consigue mantener la inocencia y la curiosidad que ya tenía la Alicia tradicional pero sumándole complejidad debido al pasado con el que carga.
Debido a este y al esfuerzo que Charlie hará porque su vecina supere sus miedos, la historia avanzará de manera pausada pero constante, siempre aderezada por ingeniosos diálogos u originales reflexiones que harán que cojamos un tremendo cariño a ambos protagonistas.
Ellos son los que hacen de Una estrella en mi jardín una delicia, una historia sobre la superación personal, la amistad, el peso del pasado y la expectación ante el futuro.
¿Te atreves entonces a viajar a un lugar donde el País de las Maravillas y Nunca Jamás se dan la mano y cobran vida? ¿Te atreves a viajar… al País de Maramás?