Un día lluvioso cualquiera, de vuelta a casa después del instituto, un camión choca con el autobús escolar, aún repleto de estudiantes. Todos logran salir ilesos a excepción de Charlotte Tills, que muere en el acto. Pero la muerte no es el fin…

Charlotte despierta en el hospital y es consciente de que ha vuelto a la vida. Ahora puede ver, en los espejos y superficies reflectantes, cómo serán las muertes de las personas cercanas. Ahora bien, su propia muerte es mucho más complicada de entender que la de todos aquellos con los que se cruza: un hombre, con una camiseta en la que aparece la palabra ONE, le devuelve la mirada en el espejo.

La peculiar forma en que Schwab escribe sus obras —sin respetar el orden cronológico— se acentúa en ExtraOrdinarios: tiene claro el final al que quiere llegar y, más o menos, los puntos por los que ha de pasar, pero el resto son piezas sueltas que el lector ha de unir y recomponer. Después de presentar la situación de Charlotte, se nos cuenta lo ocurrido dos años antes, pero no en su vida, sino en la de su futuro asesino: Eli Cardale. Y, a continuación, tras conocer la razón de que hoy día este sea un recluso del complejo ONE, el tiempo retrocede otros catorce años para ver la relación de Eli Cardale y Victor Vale desde el principio.

Lo mejor de esta novela gráfica es volver al mundo de la saga Villanos, que da comienzo con Una obsesión perversa, y al concepto sobre el que se sustenta. No obstante, puede que Schwab se haya aferrado demasiado a la historia de Eli y Victor, puesto que los personajes nuevos, que forman un equipo muy Mentes criminales, resultan mucho más atrayentes que estas «nuevas» versiones de esos dos personajes tan queridos.

La traducción, sin ser horripilante, podría estar mucho mejor. Sin embargo, la cubierta, que corre a cargo de Nen Chang y Liz Tecca, es todo un acierto y no desentona en exceso con el dibujo de Enid Balám del interior, que es muy acorde al subgénero de superhéroes sobre el que transita la saga y que está reforzado por el coloreado del español Jordi Escuin Llorach.

En definitiva, ExtraOrdinarios —como volumen recopilatorio que incluye además un relato al final— puede leerse de forma independiente gracias a esos flashbacks un tanto disruptivos de Una obsesión perversa, pero es un mejor producto para fans de los EO.