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Feliz Feroz
El Hematocrítico

Anaya
¿Solo para niños? El Templo#41 (agosto 2014)
Por Cris Menéndez
6.370 lecturas

Perrault, los hermanos Grimm y toda esta gente que antaño se dedicaba a recopilar cuentos populares, nos contaron su versión de los hechos, que solía ser la de los buenos de la historia. Así pues, todo sabemos que hay que temer al Lobo Feroz que quería comerse a Caperucita y a su abuelita, y a los siete cabritillos y a los tres cerditos. El Hematocrítico, a diferencia de sus predecesores en el arte de contar cuentos, ha optado por narrar otra visión de este feroz enemigo de las niñas buenas.

La historia comienza cuando la hermana del Lobo Feroz le llama por teléfono muy preocupada porque su hijo, Lobito, es demasiado bueno. Como es tan bueno y obediente, saca buenas notas y hasta ayuda a las abuelitas a cruzar la calle, es la oveja negra (¿o sería blanca?) de la familia Feroz, conocida en todo el mundo mundial por ser... pues eso, feroz. Por eso, su tío, el Lobo Feroz, decide acogerlo en su casa durante unos días para llevar a su sobrino descarriado por el buen camino, o por el malo, según se mire. Sin embargo, por muy malvado que se crea el Lobo Feroz, encontrará en su sobrino Lobito todo un reto que quizá no sea capaz de superar.

El Hematocrítico, que es maestro de primaria y conoce muy bien a su público, ha decidido usar personajes populares para su primera novela infantil porque no necesitan presentación, todo el mundo los conoce y así puede uno zambullirse en la historia sin muchos preámbulos. Por el camino ha decidido darle un vuelco y cautivar a grandes y pequeños con su visión del malo del cuento.

Conocido en Internet por sus divertidas «interpretaciones» del arte en Tumblr y sus colaboraciones con revistas como Cinemanía, El Hematocrítico nos sor- prende ahora con una historia para niños cargada de humor y también muy tierna, que viene acompañada de las bonitas ilustraciones de Alberto Vázquez. Un cuento para el disfrute de los más pequeños, pero también de los más grandes.