Ángel, Gil, Nor, Berta, Rashid, Stéfano y muchos más viven en La Torre, el mayor edificio del pueblo de Alfarache. Diferentes acentos, lenguas y culturas en un bloque de edificios que se parece a la Torre de Babel. Aunque ellos no lo sepan, sus historias se van a cruzar dentro de muy poco y tú, lector, puedes ser testigo de ello si te adentras en la lectura de Una habitación en Babel, de Eliacer Cansino.
Lo que al principio parece una historia coral, en la que el escritor nos cuenta los problemas que tienen cada uno de los personajes, se transforma en la búsqueda de Nor, inmigrante guineano que ha desaparecido sin dejar rastro. Solo ha dejado una pista: una carta dirigida a Ángel, su profesor de filosofía del instituto, en la que le cuenta que ha ido a buscar a su hermano, que llegará dentro de poco al país. Quedarse en su habitación en la Torre de Babel o salir de ella, adentrarse en esa mezcla de acentos y culturas e implicarse en la búsqueda de Nor para traerlo de nuevo al pueblo es la decisión a la que se enfrentará Ángel.
Mientras la trama principal avanza, también lo hacen el resto de historias: las actividades ilegales de Stéfano y Rashid, el ejemplar de El Guzmán de Alfarache de Gil, el odioso Chanca, el acercamiento de Ángel a Lucía, etcétera. Todas esas historias que adornan la trama principal, que la completan y la acompañan hasta su final, permiten que el lector se imagine el crisol de personajes, de historias, de culturas y de situaciones personales que nos encontramos en esta historia.
Una habitación en Babel ganó en 2009 el premio Anaya de Literatura Infantil; en 2010 el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil y se reeditó en junio de 2013. Si en esta novela los personajes se atreven a salir de su habitación y enfrentarse a sus problemas, atrévete, lector, a abrir la puerta de Una habitación en Babel.