El multimillonario Tobias Hawthorne ha muerto, dejando tras de sí un testamento, unas enigmáticas cartas y un caos absoluto. Porque, en vez de ceder la mayor parte de su herencia a sus dos hijas y cuatro nietos como todo el mundo esperaba, ha preferido destinarla a una completa desconocida: Avery Kylie Grambs.

Imagina el inmenso desconcierto de la tal Avery, una chica que juega al póker en los recreos para comprarle el desayuno a un sintecho, duerme en su coche para evitar al imbécil del novio de su hermana y hace malabares para trabajar, estudiar y labrarse un futuro exitoso.

Y ahora imagina el rencor y odio inmediatos de la familia Hawthorne, que hará todo lo posible por descubrir quién es Avery Grambs, de dónde ha salido y por qué se ha convertido en la dueña de la mayoría de posesiones del viejo Tobias.

En el momento en que los abogados leen el testamento, empieza un juego, un gran rompecabezas —a veces peligroso— lleno de acertijos y pistas escondidas por el anciano antes de morir que traerán a la superficie viejos secretos. En esta carrera a contrarreloj, Avery y los nietos Hawthorne compiten por conocer la verdad. Todos son de una gran inteligencia y agudeza; ella, por su desarrollado sentido de supervivencia, y ellos, porque han crecido acostumbrados a los enigmas de su abuelo. Pero mientras Avery empieza a sentirse atraída hacia alguno de los nietos, una preocupación impregna cada pequeño avance. ¿Quieren realmente compartir el juego con ella, o solo están usando su ingenio a su favor?

En Una herencia en juego hay secretos hasta debajo de las piedras. A través de capítulos muy cortos y diálogos fluidos, las páginas vuelan conforme vamos descubriendo el pasado de la familia. Jennifer Lynn Barnes dota de un tono cómico a la novela, y en muchas ocasiones son los personajes, la tensión entre ellos y la posibilidad de un romance lo que capta totalmente nuestra atención, más que el enigma, que no es especialmente complejo.

Sin embargo, el final de esta primera parte de la trilogía nos ofrece muy pocas respuestas, lo cual resulta un poco frustrante tras 400 páginas creando y desmontando teorías. Parece que el misterio abarcará otros dos libros más.

Si te gustan las novelas ligeras y entretenidas con intriga y romance, te recomendamos que le des una oportunidad a Una herencia en juego y te adentres en la laberíntica mansión de los Hawthorne.