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Los héroes son mentira
Rosa Huertas

Edelvives
Reseñas de novedades El Templo#34 (junio 2013)
Por Rocío Carrillo
10.157 lecturas

Hay libros con historias que podrían haber sucedido en la vida real y otros que reflejan una realidad que parece mentira que haya ocurrido.

Hay historias que se cuentan para entretener y otras para rendir homenaje a las personas que más queremos.

En Los héroes son mentira, Rosa Huertas -autora y protagonista de la obra- cuenta la historia de su padre, te­niente del ejército español, que fue des­tinado a Ifni en 1957 para luchar en una guerra que parece olvidada.

Olvidada para todos, menos para él.

La historia comienza cuando el pa­dre de Rosa se encuentra ingresado en el hospital una noche y de repente, sin venir a cuento, dice que «fue un error tremen­do» mandar a los paracaidistas a esa zona porque «todos murieron como moscas». A partir de ahí, Rosa empieza a investi­gar más sobre la guerra de Ifni y sobre ese acontecimiento mientras su padre le cuenta las situaciones que vivió y que lle­va cincuenta años ocultando por el senti­miento de culpa que le envuelve.

En esa historia también encontra­mos a los personajes que le acompaña­ban: su asistente apodado Pelargón, sus sargentos llamados el Napias, el Picha­brava, el Siniestro... Todos ellos llegaron a un lugar en el que tuvieron que vivir en condiciones infrahumanas donde la comi­da y el agua escaseaban.

La novela tiene dos voces narrativas: la de Rosa, en presente y primera perso­na, y la de su padre, en pasado y primera también. Con una narración exquisita, la autora cuenta una historia viva, real y con algún que otro toque ficticio; como seña­ló en la presentación del libro, «esta es una novela, no una crónica». La obra sirve para recordarnos, como dice el militar en la novela, que «todas las guerras son ma­las», todas.

Es curioso que en ningún momento se mencione el nombre del señor Huertas. A pesar de este detalle, se le coge un in­menso cariño a este teniente atormenta­do. El rostro de un personaje sin nombre, que tuvo una vida que jamás será olvida­da por aquellos que le conocieron.