¡Cuidado! Si te sumerges en esta reseña, encontrarás spoilers de su primera parte.
La vida de Penelope Quills no podría haber dado un giro más inesperado. Ya no se encuentra en Oxford, sino a más de tres mil metros de profundidad, en Nueva Atlántida. Puede que su cuerpo ahora sea el de una sirena, pero aún tiene mucho que aprender —ni siquiera sabe nadar en línea recta— y su corazón se debate entre la tristeza que siente por el abandono de su tierra y sus nuevos sentimientos por Glauco. Pero las aguas en las que ahora nada se están volviendo turbulentas. Unas misteriosas desapariciones entre las sirenas árticas y antárticas amenazan con destruir la tensa paz que conservaban con Nueva Atlántida y, para colmo, se ha avistado una gigantesca y monstruosa criatura marina que hace peligrar la seguridad de los habitantes del reino.
Mientras todos unen fuerzas para superar este momento crítico, Penelope pronto descubrirá que, lejos de haber llegado ahí por accidente, su papel será clave para evitar el declive del reino.
Victoria Álvarez regresa al mundo subacuático en esta segunda parte en la que nos adentramos, de la mano de Penelope y Glauco, en Nueva Atlántida y sus alrededores. A través de los ojos curiosos y analíticos de Penelope, conoceremos más detalles del mundo de las sirenas, desde su tecnología hasta la actualidad política, y la veremos adaptarse a su nueva situación mientras intenta averiguar hasta dónde llegan los límites de su transformación y recabar información sobre su madre.
La historia cuenta con un ritmo ágil, aunque la acción se reserva principalmente para la segunda mitad del libro. Si bien el tono en el que se narra la obra es sencillo y un tanto humorístico, en esta novela encontramos una trama trepidante, personajes nuevos e interesantes y un torbellino de emociones por descubrir conforme pasamos las páginas.
Uno de sus puntos fuertes es, definitivamente, la relación que ocurre entre sus protagonistas, que va desde la confianza y la admiración mutua que han desarrollado el uno por el otro hasta, lentamente, el amor, y que promete mucho en su continuación. Al igual que pasó en su primera parte, la obra nos deja con ganas de más, especialmente su final, tan intenso como adictivo.