Tras la separación de sus padres, Evie Thomas ya no cree en el amor, pese a saberse de memoria todos los libros románticos que tiene en su estantería. Se siente abandonada por su padre e incomprendida por su madre y hermana, y ha decidido que no quiere enamorarse, porque el amor siempre conlleva sufrimiento.
Cuando va a donar sus novelas, una mujer de aspecto extraño le ofrece el único libro que lleva en una pequeña biblioteca portátil: Instrucciones para bailar.
A partir de ese momento, cuando Evie ve a una pareja besarse, puede ver, como si de una alucinación se tratara, el destino de los enamorados. Y claro, esas visiones terminan, inevitablemente, en ruptura y dolor. Decidida a quitarse el don —o la maldición— de encima, se dirige a la academia de baile a la que pertenece el libro, pero sus planes se truncan rápidamente cuando conoce a X, que parece decidido a acercarse a ella más de lo que el miedo de Evie quiere permitir.
Como sucede en varias de las novelas de la autora, Instrucciones para enamorarse engaña con su sinopsis puramente amorosa y aparentemente carente de conflicto. Aunque sí se trata de una sencilla historia de amor que responde en ocasiones a los clichés del género, los giros sorprendentes y todo lo que rodea la trama principal crea un entramado que dota a la novela de complejidad y verosimilitud. Nicola Yoon combina y equilibra perfectamente los elementos de la comedia romántica con el drama y retrata con acierto la complejidad de las relaciones familiares y las amistades.
Todos los personajes, por secundarios que sean, tienen algo memorable. Pese a la corta extensión del libro, hay espacio para desarrollar un aspecto único de su personalidad y explorar las dinámicas entre ellos.
En definitiva, Instrucciones para enamorarse es un alegato a favor del amor, del amor a pesar de todo, del amor en presente y como elección consciente. Y, en los tiempos que corren, no está de más que nos recordemos que, en efecto, el amor en cualquiera de sus formas es siempre una semilla de esperanza.