En la Estambul de 1910, dos vecinos de la parte rica de la ciudad, Klara y Sait, hijos de negociantes y empresarios, se conocen en la aburrida y calurosa hora de la siesta. Ese momento que para los adultos es espacio de lectura, modorra y silencio, para los niños es una oportunidad para explorar la ciudad y vivir aventuras.

En sus calles, hay cincuenta mil perros sueltos que han convivido siempre como un elemento más de este ambiente que caracteriza a Estambul. Hasta que el sultán, harto de las quejas de los habitantes, decide meter a los perros en barcazas y enviarlos a un islote desierto. Klara y Sait no pueden quedarse quietos al ver cómo los perros son enviados a un abandono casi total. Junto a un viejo pescador y un limpiabotas, empiezan a hacer viajes diarios a la isla para ocuparse de los animales.

El islote de los perros es la última ganadora del Premio Ala Delta y es una lectura que recuerda a las antiguas novelas de aventuras por su ambientación en un país lejano, por esa necesidad de vivir aventuras y por la nobleza que empapa las acciones de sus protagonistas.

La riqueza cultural de Estambul, ciudad tremendamente cosmopolita, es uno de los elementos que mejor refleja Oriol Canosa en este libro: todos los pueblos distintos que allí viven, la mezcla de clases sociales, la variedad en las profesiones, los cultos...

Las ilustraciones de Oriol Vidal llenan el texto de color y te transportan directamente a las aguas del mar, la cubierta del transbordador marítimo, los viajes en bicicleta o los bellos jardines de las casas señoriales. Sin duda, son imágenes que enriquecen el texto en todos los aspectos y que han capturado muy bien el espíritu de la historia.

Además, el narrador en tercera persona se convierte de omnisciente a testigo a ratos, pues se dirige en segunda persona al lector, a quien no pierde de vista e incluye como parte de la historia de manera muy inteligente.

Klara, Sait, Barba Antimos y Pandeli son personajes sinceros e inolvidables, con un ambiente y una época tan atractivos como respaldo que nos encantaría leer más aventuras suyas.