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Jane Eyre
Charlotte Brontë

Alba Editorial
#PostureoClásicos El Templo#66 (octubre 2018)
Por Raquel Brune
6.361 lecturas

Seguro que ante la idea de «protagonista femenina fuerte» en tu mente surgirán en seguida nombres como Katniss Everdeen o Tris (a quienes tanto admiramos), pero muuucho antes de la era dorada de las distopías ya existía una protagonista que destacaba por su espíritu indomable. En plena época victoriana, Charlotte Brontë creó un personaje femenino complejo, luchador y capaz de afrontar cualquier dificultad, con una mezcla de rebeldía y dignidad que hacen que Jane Eyre se haya convertido en un personaje difícil de olvidar y a la orden del día.

Como otras célebres huérfanas y huérfanos de la literatura, Jane sufrió todo tipo de calamidades en su niñez: un primo matón que se divertía torturándola y una tía altiva y fría que la envió a un orfanato donde sus penurias continuaron… Entre tanta dificultad se forjó el carácter de nuestra heroína, quien, decidida a no rendirse nunca y a valerse por sí misma, se convirtió en institutriz. Si pensáis que con su nuevo trabajo el drama y la intriga han concluido, os aviso de que esta historia no ha hecho más que empezar.

En Jane Eyre el lector podrá encontrarse con injusticias que le removerán el alma, con un romance tempestuoso al más puro estilo Brontë, pinceladas de misterios sin resolver y, sobre todo, con un personaje que deja huella. Jane nos cuenta su historia en primera persona con un tono directo y contundente, con una voz que se empapa por los ideales de la primera ola feminista que reclamaba el reconocimiento de la igualdad de intelecto entre hombres y mujeres y el derecho a acceder a la educación de estas últimas.

A pesar del coraje de Jane y de su espíritu progresista, a la novela se le puede reprochar haberse quedado obsoleta en el tratamiento de la salud mental. Un defecto comprensible en una novela escrita en una época en que este término ni siquiera existía. Sin embargo, la rebeldía de la protagonista contra algunos ideales propios de la era victoriana se complementa con el protagonismo de valores universales que la convierten en un clásico imperecedero: la perseverancia, la supervivencia de la bondad ante la adversidad, la integridad y el anhelo de libertad empapan la novela y trascienden más allá de sus páginas.