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Karma al instante
Marissa Meyer

Hidra
Reseñas de novedades El Templo#85 (diciembre 2021)
Por Carlota Echevarría
1.782 lecturas

Quint es despreocupado, impuntual y extrovertido. Prudence es inteligente, responsable y quizá algo mandona. Han sido compañeros de Biología Marina todo el curso, y ambos han odiado cada segundo juntos. Tenían que hacer un trabajo sobre la conservación de la vida marina de Fortuna Beach, pero ha habido tan poca comunicación entre ellos que la presentación de Prudence decía una cosa y el informe de Quint, otra. De hecho, resulta que ya existe un centro de conservación de la vida marina, donde trabaja Quint, ¡y ella ni siquiera lo sabía! Aunque no sea lo que más le apetece para el verano, Pru decide trabajar como voluntaria en el centro porque parece la única manera de conseguir que le suban la nota del trabajo.

Después de tantos meses soportándose, ninguno de los dos hace un esfuerzo por ocultar el desprecio que siente por el otro. Así que, cuando coinciden en un karaoke y Quint supone que Pru no va a cantar porque no sabe divertirse, ella no duda en subirse al escenario. Todo sale bastante bien... hasta que se tropieza y se da un golpe en la cabeza mientras canta Instant Karma!, de John Lennon. Cuando se despierta, descubre que puede influir en el karma, castigando a quienes hacen algo malo y favoreciendo a quienes ella cree que lo merecen.

Funciona con todo el mundo salvo con Quint. ¿Por qué el karma nunca quiere castigarle, por irresponsable que sea su comportamiento?

Marissa Meyer se apoya de esta ligera pincelada de realismo mágico para diferenciar su historia de otras comedias románticas, aunque después de sus sagas anteriores (Las crónicas lunares, Renegados), esperábamos algo más de fantasía. La trama no sorprende mucho, pero el verdadero éxito de Karma al instante son los personajes, que hacen que este enemies to lovers funcione a la perfección. La autora consigue que tengamos la sensación de conocer a Prudence y a Quint como si fueran viejos amigos, a la vez que aporta la suficiente información sobre los personajes secundarios.

En este tipo de historias, el reto está en que los conflictos no parezcan forzados y los personajes se comporten siempre de un modo coherente con su carácter, y en eso a Marissa Meyer le damos un diez. Incluso el conflicto final, que peca de ser el típico drama de último acto de una comedia romántica, resulta verosímil dentro de la trama.

Una historia ideal para evadirte del frío invierno pandémico y soñar con un romance que es algo más que un amor de verano.