Hace muchos cumplemeses que Mamá ya no está en casa. Ahora Papá y Mamá ya no son amigos, y Mamá tiene otro Papá. Al principio no lo entendía pero ahora creo que sí. Papá ya no me gusta tanto como antes, porque ahora está siempre TRISTE (que es cuando no estás FELIZ, y sonríes) y a veces se enfada conmigo. Pero prefiero que esté enfadado a que esté triste, porque no me gusta cuando la lluvia no cae del cielo.

Últimamente la profesora Mendoza pasa mucho tiempo con Papá. Yo le he preguntado si quiere venirse a vivir a casa, porque cuando está, Papá es muy FELIZ. Papá me ha reñido. Dice que no le debo hacer más preguntas, y que no va a vivir con nosotros porque eso sería como sustituir a Mamá. Yo ya le he dicho que no soy TONTO. Que ya sé quién es Mamá, y quién es la profesora Mendoza.

Hace poco la conocí a Ella, sentada sola en el banco debajo del árbol. Ella no habla, pero es buena conmigo. Todavía no soy su amigo, me dice que antes tengo que pasar una serie de PRUEBAS, que son como EXÁMENES. Espero que sean fáciles. Ella me ha regalado una libreta que pone KOMOREBI. No sé lo que significa (y no se lo puedo preguntar a la profesora Mendoza porque Papá no me deja hacerle más preguntas), pero espero que no sea importante, porque de verdad quiero que Ella me deje ser su amigo.

Juan Arcones deja boquiabierto a cada lector que se adentra en Komorebi. Tras la infantil y despreocupada voz de un niño pequeño, se escoden mensajes de los que muchos adultos deberían tomar nota. Con un estilo único y una historia en la que comprendemos mucho más que el propio e inocente protagonista, nos emocionamos creciendo desde la mirada de un niño cuyos padres se están divorciando.

Ensalzando la riqueza de la infancia, Juan Arcones consigue enternecer al espectador con un protagonista lleno de matices que descubre el mundo y toda su complejidad con la ayuda de la misteriosa niña del banco. Ella.