¡Cuidado! Esta reseña contiene spoilers de Con amor, Simon.
Leah Burke se siente insegura, cree que no termina de encajar y envidia a su mejor amigo, Simon, que ahora vive su sexualidad sin miedo, abiertamente enamorado de Bram. No como ella, que no encuentra el coraje necesario para contar a sus amigos que es bisexual, a pesar de que sabe que a todos les parecerá un dato de lo más irrelevante. Por si esto fuera poco, su grupo de amigos comienza a desmoronarse a pasos agigantados: parejas que se rompen, amistades que no son tan reales como aparentaban y el difícil momento de escoger destino universitario.
Cuando Leah menos lo esperaba, cuando ya estaba segura de que su vida social se iba a pique, apareció alguien para levantarle el ánimo y darle la vuelta a todo. Pero no queremos darte todo el trabajo hecho, así que mejor te dejamos a ti, lector, descubrir de quién hablamos.
En Con amor, Simon ya conocimos a Leah y Becky Albertalli ha querido aprovechar el tirón de su anterior libro para darle a este personaje el protagonismo que se merece. En Leah a destiempo conocemos a una Leah completamente nueva, una Leah que es real como la vida misma, con sus contradicciones y sus claroscuros, que harán que tan pronto la ames como la odies. Y es que probablemente este sea el punto fuerte de la novela: su protagonista. Todo lo contrario a la trama, que carece del interés que suscitaba la de Con amor, Simon, pues simplemente nos encontramos ante el día a día de Leah en el poco tiempo que le queda de instituto.
En lo que no decepciona este libro es en los valores que transmite. Albertalli vuelve a apostar por el respeto y la aceptación, no solo a los demás, sino también a uno mismo. Además, llama la atención la existencia de personajes que utilizan el lenguaje inclusivo, algo poco visto hasta la fecha.
Parece que Becky Albertalli ha llegado para quedarse y, sin duda, estamos deseosos de ver qué es capaz de hacer más allá de esta saga.