«¿Acaso estamos todas a unos pocos pasos del precipicio, a la espera de tener una excusa para extender los brazos y empujar a quienquiera que esté a nuestro lado?».
Felicity ha decidido regresar al Internado Dalloway, pero desde el mismo instante en que pone un pie en él, sabe que ha sido una mala idea: el recuerdo de Alex lo habita; y ligado a él, en cada esquina, el dolor emerge a oleadas.
Pero Alex se ha ido. Se ha ido. Se ha ido…
Su habitación ahora la ocupa otra chica que, al igual que Felicity, ha llegado antes de tiempo al Dalloway. La relación entre ambas no da comienzo con buen pie, pero la atracción es inmediata.
Felicity pronto descubre que se trata de Ellis Halley, la joven escritora prodigio que, con solo diecisiete años, ha logrado alzarse con el Pulitzer con su novela Ave Nocturna. Ellis se ha matriculado en el internado porque pretende escribir en él su segunda novela. Para tratar los temas que quiere abordar, ha decidido inspirarse en la historia de las Cinco del Dalloway. Sus muertes, todas ellas violentas, tuvieron lugar al poco de que se inaugurase el internado: Floria Grayfriar fue asesinada por sus amigas; Tamsyn Penhaligon apareció ahorcada; Beatrix Walker fue hallada con todos los huesos rotos; Cordelia Darling apareció ahogada y Margery Lemont, la hija de la fundadora, fue enterrada viva.
El último año que Felicity pasó en el Dalloway, ya tenía muy encaminado el que acabaría siendo su trabajo final. Este iba a versar sobre la interseccionalidad entre brujería y misoginia, y tendría a las Cinco del Dalloway como eje central. Todo el proceso de investigación iba de maravilla hasta que la historia empezó a volverse demasiado real, y ahora, con Ellis investigando sobre ellas, no le queda más opción que volver a mirar a la muerte a la cara.
Una lección de tinta y venganza es una de esas novelas que podría estar tanto en las estanterías de juvenil como en las de adulta, pero que, para esta edición en castellano, con traducción de Ankara Cabeza Lázaro, ha ido a parar al segundo grupo. Es, eso sí, al igual que la novela que pretender escribir Ellis, un claro estudio de personajes: importan más las interacciones que las acciones, y Victoria Lee se toma su tiempo; de la mano de Felicity, nos pasea por los pasillos y recovecos del ancestral internado.
Pero eso mismo es lo que deja más espacio para deleitarse en la prosa de Lee y ver en qué lugares decide posar su mirada, y también sentir la tensión e incertidumbre que genera a medida que se adentra en las sombras de la mente de sus personajes. De esta forma, Una lección de tinta y venganza es un dark academia con personajes LGTB+ a la cabeza a los que, por una vez, se les permite ser imperfectos y retorcidos. Pero también es una novela sobre el dolor, el duelo e incluso la psicopatía.
En ella hay sangre, pasión, brujería, sufrimiento y muchos pero que muchos fantasmas… aunque no os diremos de qué tipo.