Esta es la historia de los hermanos Lynch; el soñador, el sueño y el otro, el que no es nada de eso.
Jordan Hennessy desconoce la existencia de los Lynch, aunque tiene mucho en común con ellos, y tendrá aún más cosas al cabo de un tiempo. Jordan. Hennessy. Jordan y Hennessy son la misma persona, pero también son, literalmente, dos personas distintas. Y seis. Hubo una época en la que fueron diez.
Esta también es la historia de los Moderadores, o mejor dicho, es la historia que ellos intentan salvar. O eso dicen. Carmen Farooq-Lane ha sido reclutada recientemente, y su labor consiste en rastrear soñadores, Zetas, como los llaman allí, para que sus compañeros puedan… bueno, matarlos. Lo hacen porque saben que el fin del mundo está cerca y que será un soñador quien lo propicie. Lo hacen porque quieren evitarlo. No es nada personal. Aunque sí fue un poco personal que mataran al hermano de Carmen, por mucho que él se lo mereciera.
Llama al halcón sucede después del cierre de la tetralogía The Raven Boys, pero se puede leer de manera independiente. Eso sí, si no conoces a los chicos del cuervo, quizás tardes un poco más en familiarizarte con Ronan Lynch, su contexto y sus dones especiales: Maggie Stiefvater ha creado un mundo lleno de peculiaridades, pero explicarlas no siempre es su prioridad. No obstante, en cierto modo esa ambigüedad resulta apropiada en esta novela. Al fin y al cabo, va de sueños y, ¿qué son los sueños? Son fantasía, derroche de imaginación; son imágenes que resultan imposibles, inexplicables, pero que, a su manera, no podrían ser de otra forma. Eso es Llama al halcón.
Desde un personaje sin importancia hasta el escenario más insignificante, Stiefvater consigue dotar a todos los elementos de esta novela de cierta alma propia, una esencia normalmente contagiada del toque siniestro que invade toda la historia. El mundo esotérico que en The Raven Boys apenas se insinuaba, aquí adquiere un papel casi tan protagonista como el de los hermanos Lynch. Leer su historia es como estar a punto de doblar una esquina tras la que sientes que podría acecharte algún peligro, o quizás algo maravilloso. Y te advertimos, lector, que Llama al halcón es ambas cosas.