Hace mucho tiempo, los habitantes de la isla de Vallen miraban al cielo sin miedo. Todo cambió cuando los dragones ardientes atacaron. Arrasaron la ciudad de Holbard, llevándose muchas vidas por delante; la de los padres de Anders y Rayna, por ejemplo. Los lobos de hielo fueron quienes expulsaron a los dragones antes de que lo redujeran todo a cenizas, y serán ellos de nuevo quienes cambien las vidas de los mellizos para siempre.
Anders y Rayna acaban por error en la Prueba del Báculo, a la que cada mes se presentan jóvenes convencidos de que llevan en su sangre algo de lobos; si consiguen transformarse, ingresarán en la Academia Ulfar y consagrarán su vida a la protección del pueblo de Vallen.
Anders sabe que su hermana y él no tienen ni una gota de magia en sus venas. Por eso no cree lo que sus ojos le muestran cuando Rayna posa la mano en el Báculo y su cuerpo comienza a cambiar de forma… hasta adoptar la de un dragón. Segundos después, contra todo pronóstico, Anders se convierte en lobo. El resto no tarda en atacar a Rayna y a Anders no le queda otra que ver cómo su hermana se aleja volando a toda velocidad.
La historia dice que están destinados a odiarse; sin embargo, si hay una sola cosa sobre la que Anders no tiene dudas es lo mucho que quiere a su hermana. Necesita aprender todo lo posible sobre los dragones para encontrar a Rayna, y si eso implica fingir que es un orgulloso estudiante de la Academia Ulfar… que así sea.
Para su primera novela en solitario, Amie Kaufman ha optado por los elementos más clásicos del middle-grade: huérfanos, internados con profesores que ocultan secretos y mucha magia de por medio. Los personajes y la trama tampoco se alejan de este esquema: su desarrollo es bastante simple y se echa en falta algún giro que pille por sorpresa.
La ambientación, por el contrario, resulta muy evocadora: los tejados cubiertos de césped de Holbard, la fortaleza de piedra y madera que es la Academia y las runas que cubren los artefactos construyen una imagen propia y distintiva para el universo de la saga.
Y es que eso es lo que más llama la atención de Los lobos del hielo: sus posibilidades. La autora deja caer algún que otro guiño sobre elementales (personas que se transforman en criaturas) distintos a los lobos y dragones que habitan en otros continentes, y ciertos matices del final cambian de golpe el rumbo de la historia. Vallen guarda misterios tanto dentro como fuera de sus fronteras. ¿Te atreves a convertirte en uno más de la manada para descubrirlos?