A principios del siglo XIX, en una pequeña granja en las montañas del estado de Vermont, Estados Unidos, malvive la joven Lyddie junto a su madre enferma y sus tres hermanos menores. A duras penas, la niña intenta sacar a la familia adelante en ausencia de su padre, que un día marchó a hacer fortuna y nunca volvió. Cuando sus problemas económicos aumentan y la granja cae presa de las deudas, su madre decide separar a los hermanos y poner a servir a Lyddie. Con tan solo trece años y sin mayor equipaje que su vestido, la pequeña comenzará a trabajar como criada en una posada. Pero la vida de servidumbre y casi esclavitud a la que es sometida le hace tomar una decisión que cambiará el rumbo de su vida para siempre.

La búsqueda de una vida mejor y el empeño por pagar las deudas y recuperar su granja empujarán a Lyddie, una chica de campo y sin estudios, a plantarse en la gran ciudad para trabajar en una de las fábricas de Lowell, en Massachusetts. Haciendo frente al horrible ruido de los telares, las inhumanas condiciones de trabajo, las jornadas de trece horas y al acoso de su encargado, la joven luchará por una vida digna y por ser una mujer libre y dueña de su propio destino.

En la misma línea narrativa que Charles Dickens, pero con el análisis de la psicología femenina de obras como Jane Eyre o Mujercitas, Katherine Patterson, archiconocida por Un puente hacia Terabithia, concibe Lyddie. La novela, que esconde un gran proceso de documentación, expone de forma brillante y aguda la situación de la mujer en la Primera Revolución Industrial. A través del personaje de Diana, compañera de trabajo de la protagonista, muestra la lucha de estas mujeres por un horario y salario justos.

Una ambientación exquisita y un elenco de secundarios impactantes rodean las principales ideas de la novela: la libertad, el feminismo y una tremenda crítica a las condiciones de trabajo de la época. Lyddie no es un libro fácil: entre sus páginas encontramos acoso laboral, pobreza y situaciones muy duras, pero eliminando el tono moralizante que suele rezumar este tipo de obras. Esto último lo convierte en una crónica historiográfica estupenda y lo aleja de la manida historia ambientada en el siglo XIX y protagonizada por un niño pobre.

Búscalo en tu biblioteca, porque Lyddie es uno de esos libros olvidados que deberían reaparecer en nuestras estanterías.