La decapitación de Carlos I de Inglaterra el 30 de enero de 1649 ha puesto fin a la guerra civil entre realistas y parlamentarios. El comandante militar Oliver Cromwell está ahora en el poder e Inglaterra se enfrenta a una situación sin precedentes: el intento por convertirse en una república, la Mancomunidad de Inglaterra.
Pero para Coriandro, la hija de Thomas Hobie, un comerciante de seda, y Eleanor Hobie, una mujer de la que se rumorea que es una bruja por los ungüentos que fabrica, esos sucesos no tienen valor real. Sin embargo, los que sí lo tendrán serán la muerte de su madre, la aparición de una malvada madrastra y la posterior desaparición de su padre.
Esta es la historia de Coriandro Hobie, una muchacha hambrienta de conocimiento que, debido a las limitadas posibilidades derivadas de ser una chica, siempre ha sentido cierto anhelo de ser un chico. Un relato (o un cuento de hadas) en cuyo transcurso habrán de consumirse siete velas, que dará comienzo con un par de zapatos de plata y una sombra encantada y en el que tendrá lugar el descubrimiento de un mundo distinto al nuestro, sobre el que el tiempo no tiene poder.
Quizá recuerdes, lector, el nombre de Sally Gardner por la novela Las tres caras de la luna, que fue publicada por Nube de Tinta en 2013 y merecedora del premio Carnegie Medal. Gardner, quien también trabaja como ilustradora, publicó su primera novela (sin ilustraciones) en 2005 y esa no es otra que Las mágicas aventuras de Coriandro. Traducida ese mismo año por Roca, Coriandro fue a su vez la primera incursión de la autora en la literatura juvenil.
Si echamos la vista atrás, nos encontramos con que, ocho años antes de publicar Las tres caras de la luna, el delicado y siempre acertado uso de las palabras —al igual que una absoluta destreza a la hora de construir personajes complejos y profundos— ya estaba ahí.
Coriandro es una protagonista atemporal con «el corazón de un león», y sus aventuras y desventuras arman un relato rebosante de magia y resiliencia que te aseguramos que no te querrás perder.