¿Que te apetece leer?
Cuéntanos qué quieres leer y el Recomendador te dirá qué libros encajan con tus preferencias.

Mary Poppins
P. L. Travers

Alianza
#PostureoClásicos El Templo#68 (febrero 2019)
Por Carlota Echevarría
4.879 lecturas

La niñera de los Banks ha tenido el descaro de irse sin avisar, ¡y sin pedir permiso! Por suerte, Mary Poppins llega como caída del cielo; casi literalmente, porque Jane y Michael, que la observan desde la ventana de su cuarto, jurarían que el viento la ha empujado hacia su puerta. Desde ese momento, no dejan de ocurrir cosas que parecen arte de magia, aunque Mary asegure que todo está dentro de la normalidad.

Para empezar está su bolso hecho de alfombras, que parece vacío pero tiene capacidad para guardar todo tipo de cosas; luego está el señor Peluca, que flota en el techo de su habitación cuando le da la risa, o Andrew, el perro malcriado de la vecina, con el que Mary Poppins es capaz de comunicarse. Por no hablar de la Vaca Colorada, que era amiga de su madre, o de la panadería en la que entra con Jane y Michael y que luego desaparece.

Mary Poppins es estricta, mandona y tiene cambios de humor inesperados, pero también es maravillosa. Con ella todo es posible, y eso tiene encandilados a Jane, a Michael, e incluso a sus hermanos bebés: John y Barbara. Su estancia con ellos es breve, pero no hay que preocuparse, porque Mary Poppins siempre vuelve cuando menos lo esperamos. En España, llegaron a publicarse cuatro libros de la serie: Mary Poppins, Vuelve Mary Poppins, Mary Poppins abre la puerta y Mary Poppins en el parque (los dos últimos actualmente descatalogados). En 1964 llegó a los cines, en 2004 al teatro musical, y en 2018 nos sorprendió volviendo a la gran pantalla.

P. L. Travers camina de manera magistral por los límites del realismo mágico. ¿Mary abre a los hermanos Banks la puerta a un mundo de magia, o hay cosas que son producto de la imaginación de los niños? No lo sabemos, pero no importa. Mary Poppins nos demuestra que hay otra forma de hacer las cosas, que para educar a los niños a veces vale más la imaginación que las normas. Y también que el mejor regalo que podemos darles es nuestro tiempo.