Carter es una estrella de cine infantil que, al llegar a la adolescencia, decide hacer una pausa en su vida profesional e intentar llevar una vida normal. Sophie es una cantante con talento, cuyo objetivo es convertirse en una estrella a toda costa. Ethan es un prodigio de la música, pero muy tímido. Emme es la mejor amiga y colaboradora de Sophie, para la que escribe canciones y gracias a la cual decidió presentarse a la audición para el Instituto de Artes Creativas y Escénicas de Nueva York.
La historia está narrada desde el punto de vista de estos cuatro personajes. Empieza el día de la primera audición y salta luego tres años hasta el comienzo del último curso en el instituto. Todos sienten la presión que ese último año pone sobre ellos: Emme y Ethan por las audiciones para las diferentes universidades; Carter y Sophie, porque su paso por el instituto no ha sido lo que esperaban, aunque sus expectativas eran muy, muy diferentes. Él quería sentirse como un adolescente normal y ser feliz; ella, convertirse en la diva que pensaba que era.
Si bien la historia es entretenida y toca los puntos más emblemáticos de las novelas juveniles contemporáneas como el crecimiento personal y la llegada a la edad adulta y sus dificultades, falla en otros puntos importantes, como por ejemplo en la consistencia de las voces protagonistas. Al principio, parece que los cuatro personajes son igual de relevantes para la historia, pero según va avanzando el argumento, dos cobran más importancia y los otros dos quedan algo descolgados. Por otro lado, el ritmo puede resultar irregular debido al salto temporal de los primeros capítulos y al hecho de que el resto del libro transcurre durante todo un curso académico con flash-backs de los años anteriores.
A su favor hay que decir que el estilo de Elizabeth Eulberg sigue siendo agradable, divertido y fresco, como ya demostró en su ópera prima, El club de los corazones solitarios. Además, la atmósfera en la que se desarrolla la acción, el ficticio Instituto de Artes Creativas y Escénicas de Nueva York, aporta originalidad y le da un aire muy musical que recuerda a la película y serie de los 80, Fama.
Por su tono sencillo y despreocupado, Del material del que están hechos los sueños es una novela de aprendizaje sin más pretensiones que hacer que el lector pase una tarde entretenida, ¡ideal para el verano!