Una tormenta descomunal y monstruosa persigue a Abel por todo Medio Oeste. Está furiosa, y lo devora todo a su paso.

Esa tormenta es su padre.

Su relación ya era turbulenta antes de que se levantara el viento, pero un encuentro particularmente violento entre padre e hijo hará que sus caminos se separen; uno transformado en un voraz tornado, el otro, obligado a huir del único hogar que ha conocido en compañía de su no tan fiel zorro parlante. Pero, ¿puede Abel escapar de su pasado, o está condenado a convertirse en la tormenta?

En este cómic de espíritu irremediablemente juvenil, el guion de Skottie Young embarca a Abel en un viaje del héroe muy personal, mientras que el dibujo de Jorge Corona da forma a un mundo de fantasía con influencias steampunk de contornos retorcidos y una brillante paleta de colores. El dúo se coordina a la perfección, y allí donde la historia pone el foco en la exploración emocional, la violencia familiar y el maltrato, el worldbuilding se construye a través de un expresivo diseño de escenarios y personajes al que tampoco le faltan pequeños detalles.

La trama recorre, con plena consciencia de ello, muchos de los lugares comunes del género. Incorpora elementos clásicos del coming of age, como la figura de la familia encontrada, uno de nuestros tropos favoritos. La aventura pierde lustre en las transiciones de pura acción, y brilla cuando esta se imbrica con los elementos de realismo mágico. Sí, la historia de Abel nos recuerda a muchas otras, pero es su forma de incorporar lo más visceral del viaje emocional de su protagonista lo que le da una fuerte identidad propia. Al fin y al cabo, este es un relato sobre la ira que se hereda, y una carrera desesperada por escapar de ese círculo de violencia.

Este primer tomo de Middlewest reúne seis capítulos de la aventura, pero a Abel aún le queda un largo viaje por delante. Tan solo hemos conocido la calma... que precede a la tormenta.