Esta reseña puede contener spoilers de las entregas anteriores.
«Miedo a vivir. Miedo a no soportar la vida. Miedo a tener que hacerlo. Miedo a no saber cómo. Miedo al miedo».
Miedo a darte cuenta de cómo ha cambiado tu vida completamente por una tontería, a sentir que ya no vales para nada. Miedo a sentirte dependiente, a tener que volver a aprender a hacer todo de nuevo, a ver cómo te sobreprotegen. Miedo a sentir que hubiera sido mejor que tu vida hubiera acabado en ese accidente de moto, en vez de quedarte ciego. Miedo a darte cuenta de que de verdad lo crees.
Miedo es la tercera parte de la tan conocida novela Mentira. A lo largo de la trilogía, hemos visto crecer a Éric: en el centro de menores, acusado de asesinato, en libertad. Hemos vivido cómo ha forjado poco a poco su relación con Xenia y cómo ha trabajado por primera vez como lector en voz alta para Hugo, un chico ciego.
En la novela, narrada en primera persona por Éric, no solo iremos conociendo poco a poco la historia de Hugo, un chico que cree que su vida ya no vale para nada. También nos encontraremos con todo aquello que habíamos dejado a medias en las dos entregas anteriores: la relación de Éric con su familia y con Xenia, y la actualidad del clan de los Medina.
Care Santos ha sabido poner punto y final a la trilogía de una forma excelente. Sus principales características son un ritmo trepidante y la importancia de los temas que se tratan, especialmente los celos, el suicidio y las drogas (y todo el negocio que las mueve). Además, también cabe destacar cómo rompe una lanza a favor de cambiar la sociedad patriarcal y heteronormativa en la que vivimos.
No te estoy contando ninguna mentira, sino una verdad como un templo: no tengas miedo, estoy segura de que esta novela no te decepcionará.