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La misericordia del cuervo (primera parte de la saga)
Margaret Owen

Puck
Reseñas de novedades El Templo#73 (diciembre 2019)
Por Marta Álvarez
2.644 lecturas

Desde los espléndidos Fénix y sus llamas hasta las Gorriones, capaces de volverse imperceptibles, todas las castas de Sabor tienen un don. Todas, salvo la duodécima: los Cuervos. Ellos no pueden hacer nada salvo vagar por los caminos, protegiéndose unos a otros del maltrato de las demás castas, buscando el humo de las almenaras de plaga en la distancia. Ese humo indica que alguien ha enfermado, y que ellos, los Cuervos, deben ir a recoger su cadáver antes de que infecte a nadie más. Y, si aún no es un cadáver, también son ellos los encargados de impartir misericordia.

Hacía siglos que ningún Fénix se contagiaba de la plaga, pero ha pasado, y le toca a la bandada de Fie cremar el cuerpo. Salvo que esta vez no es un cuerpo, sino dos: los del príncipe heredero Jasimir y su Halcón guardaespaldas, Tavin. Y también hay otra novedad: Jas y Tav están vivos.

Compinchados con el jefe de Fie, han fingido su muerte para escapar de la madrastra del príncipe, la reina Rhusana, de quien sospechan que está urdiendo un complot que podría acabar no solo con la vida de Jasimir, sino también con la de todos los Cuervos. Pero Rhusana se ha cruzado con la bandada que no debía. Porque Fie es una bruja Cuervo: no tiene don de nacimiento propio, pero, con un puñado de dientes, es capaz de robar el que desee.

Puede resultar complicado adentrarse en el mundo de Sabor, con sus castas, su magia, sus brujos y sus dioses muertos. Margaret Owen ha creado un entramado de fantasía y costumbres al que cuesta un tiempo cogerle el tranquillo, y la traducción de la novela hace un flaco favor en este aspecto. Las estructuras y calcos del inglés tampoco facilitan que el lector se sumerja en la historia, pero los giros de trama consiguen, finalmente, engancharle.

Lo verdaderamente sorprendente no son las emboscadas ni los complots, sino las decisiones de los personajes. Margaret Owen consigue que Fie, Tavin y los demás guíen la trama hacia lugares inesperados, cogiendo desprevenido al lector, pero sin perder en ningún momento la coherencia de sus personajes. El principal atractivo de la novela son ellos, sus desavenencias y su química, y cómo superándolas (o sucumbiendo a ellas) se cambian los unos a los otros.

¿Te unirás a su bandada?