Vivir debajo de un fregadero es el sueño de todo escarabajo. 

Y si no que se lo digan a Marvin, que habita en un cálido, húmedo y mohoso agujero debajo de la pila de la cocina de los Pompaday. Y, aunque es un sitio perfecto para vivir, Marvin es un escarabajo inquieto que siente curiosidad por el mundo exterior y se pregunta qué habrá más allá de ese apartamento de Nueva York.

Los señores Pompaday y el pequeño William no deberían enterarse jamás de que toda una familia de escarabajos vive en su cocina. Ellos son humanos, y a los humanos no les gustan los escarabajos. A excepción de James: un niño tranquilo y solitario, hijo del primer matrimonio de la señora Pompaday. Por su décimo primer cumpleaños, James recibió un juego de pluma y tintero. El regalo no le entusiasmó demasiado, por eso Marvin decidió hacerle un cuadro para tratar de animarle. ¿Quién iba a decir que con sus pequeñas patitas de insecto sería capaz de plasmar dibujos de tal precisión?

Sus fluidos y precisos trazos en el papel parecen evocar a las obras de Alberto Durero, un gran pintor del siglo XVI, cuyos cuadros están expuestos en el museo Metropolitan… de momento. Cuando los famosos lienzos del pintor se vean en peligro, James y Marvin tendrán que ingeniárselas para descubrir el misterio del cuadro robado.

Elise Broach es historiadora, novelista y una apasionada del arte, y quedó finalista en los Templis de 2011 con su novela Un cadáver en el desierto (Siruela). En esta nueva obra, dirigida a un público más joven, nos sumerge en una trama de misterio y aventuras, con una narrativa que engancha desde la primera línea y que nos muestra lo que sucede cuando el arte y el contrabando se asocian.

El misterio del cuadro robado no es lo que parece. Detrás de una historia que al principio puede resultar algo infantil, se esconde una novela llena de fuerza y superación, que invita a reflexionar sobre lo distinto que puede ser el mundo, según los ojos que lo miran.

Pero por encima de todo descubriremos la historia de Marvin y James, dos amigos venidos de mundos muy diferentes: un humano y un escarabajo. ¿Imposible? No para la inventiva de Elise Broach, que nos demostrará que las cosas más importantes de una amistad no se tienen que decir en voz alta.