Doce de la noche. Conor se despierta después de haber tenido la misma pesadilla de todos los días desde que su madre comenzó con el tratamiento, pero algo ha cambiado: esta noche un monstruo le espera en el jardín de su casa. El árbol viejo y robusto que antes veía desde la ventana de la cocina ahora tiene brazos, piernas y una cara aterradora. El monstruo no quiere asustarle, tan solo busca una cosa: la verdad, aquello que Conor más teme contar.
Conor tiene trece años y no está pasando por un buen momento: su madre está enferma de cáncer, sufre acoso escolar y, por si fuera poco, su padre vive en América, donde ha conocido a otra mujer. Lo único que Conor desea es que la visita del monstruo signifique el fin de esta pesadilla.
La idea en torno a la que gira la obra es de Siobhán Dowd, autora de varios libros juveniles, alguno de ellos galardonado con varios premios importantes en el mundo de la literatura. Por desgracia, falleció en 2007 dejando sin acabar un libro que ya tenía personajes, premisa y un comienzo. Patrick Ness ha sabido dar forma a todo ello y ha conseguido crear un relato fascinante.
En un primer momento, parece que estamos ante una historia de terror, pero lo que realmente nos espera es una trama verdaderamente profunda, que mezcla a la perfección la fantasía con la más cruda realidad. Con un lenguaje sencillo y al alcance de cualquier público, Patrick Ness nos hace reflexionar y detenernos un rato a pensar antes de pasar al siguiente capítulo. Su estilo es, sin duda, impecable, y consigue que la lectura sea muy ágil y no se haga pesada en ningún momento.
En lo que respecta a los personajes, al principio puede que te cueste empatizar con alguno de ellos, sobre todo con Conor, que tiene una actitud distante y parece muy maduro para su edad, pero poco a poco y a medida que te adentras en la historia, comienzas a entender por lo que está pasando nuestro protagonista y acabas comprendiendo su actitud. Seguro que más de uno se siente identificado con él.
Un libro que te emocionará, te hará reír y te hará llorar, pero sobre todo, te hará disfrutar. No lo dejes pasar.
Ves mi calificación ¿no? Bueno, pues mi recomendación es que no leas este libro. De verdad, déjalo. Total, para pasar un mal rato mejor emplear tu tiempo en algo productivo, o que te haga feliz ¿verdad?
Ahora bien, si eres de la clase de lector que le encantó "Bajo la misma estrella" o de esos que disfrutan como un enano con las novelas que te destrozan por dentro, este es tu libro. Personalmente soy de los de la opinión de que la vida ya es lo suficientemente dura como para regodearnos en temas tan, tan... ¿Duros? ¿Reales? ¿Sensacionalistas? ¿Crudos?
Tampoco os voy a mentir, es una novela que engancha, ¡y de qué manera! Entre que no es muy extenso y no te deja ir, cuando quieres ver te lo has acabado (me duró una noche). Eso sí, cuando terminas quieres llorar, gritar, romper el libro en pedazos... Es un libro de tal calidad que no te das cuenta de hasta qué punto está jugando con tus sentimientos hasta que terminas la última página. Es cercano, con cierto toque sarcástico, un poco crítico también, en resumen, una obra que no tiene puntos débiles.
Este libro me recuerda a las plantas carnívoras o a las serpientes que van asfixiando a sus presas poco a poco, en un primer contacto crees que vas a ser más duro que ella, pero al final te vence, no deja más que un saco de huesos lloroso que lo único que quiere es no haber empezado nunca el libro que tiene entre manos.
Vuelvo a repetir que a lo mejor eres de esa clase de persona que disfruta con esta clase de libros (cosa que nunca entenderé), que de verdad le gusta que le tengan en vilo hasta el último segundo. Si es así, no te lo puedes perder, y créeme, te acordarás de mí al acabarlo.
Me pareció un libro excelente: una de aquellas historias que se leen de un tirón y que puedes estar semanas desentrañando su significado profundo.
Basada en una historia inconclusa, escrita por una mujer enferma de cáncer que se enfrenta a la inevitabilidad de su muerte.
El libro, en una lectura rápida, cuenta la historia de un niño que observa, impotente, como su madre se debilita por el cáncer, mientras debe enfrentar el acoso escolar y la negación de la inevitable pérdida.
En una lectura más profunda trata de como los seres humanos intentamos rebelarnos contra la enfermedad y la muerte, y como transitamos por las distintas fases del duelo, hasta aceptar la futilidad de nuestros esfuerzos para doblar la mano al destino.
Es de destacar el simbolismo presente en el libro: El monstruo; inconsciente-verdad, el árbol; vida-muerte.
Creo que lo más interesante del libro son las tres historias que el monstruo le relata al protagonista, que involucran dilemas éticos complejos y que ilustran la complejidad de la vida y los seres humanos, que no puede ser reducida a la dicotomía maldad-bondad, justicia-injusticia.
En resumen: muy recomendable y para leer con calma.