Los malos libros se olvidan, pero los buenos libros permanecen. Después de cincuenta números de la revista, echamos la vista atrás y encontramos títulos que ni recordamos, autores que hoy apenas nos suenan, modas que fueron simplemente eso, modas. Pero entre tantas recomendaciones, las que más nos fascinan son las que perduran en el tiempo, esos clásicos de la literatura juvenil que brillan un año después, tras un lustro y cuando ha pasado de largo la década. Ya hemos escrito sobre joyas de la literatura juvenil como La historia interminable, Harry Potter, La materia oscura… y sin embargo, después de tantas páginas, todavía no habíamos hecho justicia a un título único: El mundo de Sofía, del noruego Jostein Gaarder.
Esta novela, de innegable voluntad instructiva, es una de las lecturas obligatorias más frecuentes desde su publicación en 1991. Si al imperativo le sumamos sus más de seiscientas páginas y la historia de la filosofía occidental por hilo conductor, no es de extrañar que muchos jóvenes huyan despavoridos. Si todas las novelas necesitan su momento, quizá El mundo de Sofía lo requiera con más razón. Quien no la saboree, corre el riesgo de atragantarse.
La protagonista, Sofía, está a punto de cumplir quince años. Jamás se ha cuestionado nada hasta el día que abre el buzón y encuentra una extraña carta anónima con dos preguntas: «¿Quién eres? ¿De dónde vienes?». Las dudas la asaltan de pronto; más aún, cuando unas horas después, recibe otra carta con su primer curso postal de filosofía. Está a punto de conocer a los presocráticos.
Durante semanas, Sofía sigue el extraño curso por correspondencia mientras trata de desenmascarar al filósofo que se esconde detrás. Pero ese no es el único misterio al que se enfrenta en la víspera de su cumpleaños: también recibe mensajes destinados a una tal Hilde, a la que se supone que está a punto de conocer y que cumple años el mismo día que ella. ¿Por qué el padre de la chica escribe a Sofía, si no se conocen? ¿Tiene relación con el filósofo? Todo eso sin olvidar las dudas filosóficas que recibe cada día.
El mundo de Sofía es un ejemplo extraordinario y excepcional de un buen libro de conocimiento camuflado y adaptado a una novela de calidad, un ejercicio que muy pocos escritores podrían lograr. Gaarder consigue escribir una trama que engancha y anima a avanzar, y a la vez interrumpirla a cada momento con lecciones de filosofía, de un modo ameno y muy bien explicado. Nada sobra en El mundo de Sofía, y a medida que avanzamos hacia la resolución, descubrimos que es una novela sumamente arriesgada y original donde las cosas no son lo que parecen. Es un mérito destacable mantener atrapado al lector tanto si Sofía se atreve a salir de casa por la noche como si nos introduce en el pensamiento de Spinoza.
Así se entiende, en vísperas del veinticinco aniversario de este clásico de la literatura juvenil, que todavía despierte pasiones y cambie el modo de pensar de los que han pasado por sus páginas. Estos son los libros que más nos gustan: los que mantendrán el embrujo dentro de un cuarto de siglo, vivos en nuestra memoria.