Como todo el mundo sabe, cuando una bruja cumple trece años debe independizarse. En una noche de luna llena, la joven emprenderá un viaje para establecerse en una ciudad donde se necesiten de sus habilidades. La brujita no podrá volver a casa durante un año, y deberá arreglárselas sola en su nueva ciudad.
Nicky tiene todo para su viaje: la escoba de su madre (una bruja especializada en curar catarros), sus vestidos de bruja y un gato negro llamado Jiji. Aunque su madre la previene de los riesgos que conlleva establecerse en una gran ciudad, Nicky elige una enorme urbe cercana al mar para vivir. Allí descubrirá qué puede aportar al mundo: tras ayudar a su casera, embarazada, a llevar un recado a lomos de su escoba, la niña decide abrir un negocio de mensajería. A pesar de las adversidades y sus torpezas de bruja primeriza, Nicky ayudará a las gentes de la ciudad llevando recados, paquetes, notas de amor e incluso el año nuevo.
Nicky, la aprendiz de bruja, conocida por su adaptación cinematográfica del Studio Ghibli, es una obra sencilla, casi infantil, que relata ese periodo extraño previo a la adolescencia donde la niñez comienza a desaparecer y las responsabilidades surgen sin previo aviso. Este es el momento que elige Eiko Kadono para contar las aventuras de Nicky. Es especialmente memorable una de sus últimas escenas, donde la joven reflexiona sobre cómo ella, sin darse cuenta, ha dejado atrás su infancia. Como cualquier adolescente, ella tampoco fue consciente aunque nosotros, como lectores, lo apreciemos poco a poco.
Con cada encargo, Nicky va mejorando como bruja y madurando como mujer. La que comienza siendo una niña descuidada y caprichosa tiene su primer contacto con el amor, la amistad, la responsabilidad y el sufrimiento.
La traducción de Rumi Sato es más que destacable, pues consigue plasmar la elegancia de una prosa que evoca a través de pequeñas imágenes y sucesos cotidianos, así como la belleza del costumbrista paisaje japonés. Cabe destacar también el toque de humor que aporta Jiji, un gato con una personalidad desternillante.
Nocturna ha brindado la oportunidad a los lectores españoles de leer por primera vez esta obra, de 1985, que nos recuerda esa fantasía clásica que ya apenas se ve en librerías. Pero, como dice Nicky al final de la novela: «Qué maravilla tener un lugar al que regresar».