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No habrá armas en el entierro de mi hijo
Paro Anand

Siruela
Reseñas de novedades El Templo#12 (octubre 2009)
Por R. A. Calle Morales
5.882 lecturas

Tras este impactante título se esconde el estremecedor relato de Aftab, un adolescente del valle de Cachemira que se ha visto envuelto en un juego mucho más peligroso y complejo de los que hasta ahora estaba acostumbrado por su edad. Cuando el lector se incorpora al relato, hace un tiempo que Aftab ha conocido a Akram, un firangui, (un extranjero) como llama su madre a los que proceden de fuera del valle; aquellos a los que la misma achaca la situación de inestabilidad y violencia en la que está envuelta la región. Es Akram quien le enseña al joven cachemirí las diferencias existentes entre los habitantes de su ciudad, diferencias que él había pasado por alto hasta ahora, como que sus amigos de toda la vida sean de distintas religiones; es también quien le ha enseñado que hay que defender el valle de los Enemigos, el ejército, que están oprimiendo al pueblo y desangrando la nación. Es, en definitiva, quien le ha convertido en un terrorista sin que él se haya dado cuenta del todo.

Esta historia plasma con crudeza pero mano firme una realidad que muchos conocemos por las noticias de televisión. Algo a lo que se tienen que enfrentar día a día chicos de nuestras edades que viven en condiciones mucho más desfavorecidas que la nuestra. La violencia, el odio, los campos de refugiados, el miedo... son elementos con los que desgraciadamente tienen que convivir a diario.

Con un pulso narrativo que atrapa de principio a fin, vemos cómo los hechos relatados van sucediéndose de forma estremecedora y cómo la historia va desembocando hacia un trágico y dramático final del que, desde el primer momento por la narradora, y ya simplemente viendo el título, somos conscientes. La traición, el engaño, la utilización de jóvenes inocentes en la prolongación de una guerra de la que no deberían ser protagonistas. Todo esto queda reflejado en la obra.

La escritora Paro Amad, reconocida luchadora por los derechos de los niños en todo el mundo pero en especial en la India, nos sumerge de lleno en la problemática de un país dividido por el odio y el miedo. Relatos como este son necesarios para no olvidar que muchas veces la realidad es mucho más cruel de lo que puede surgir de la imaginación y que hay que luchar para cambiar algunas realidades presentes.

Un relato demoledor que da mucho en lo que pensar y que sirve para conocer más sobre un conflicto en ebullición que se desarrolla hoy en día.