Para Daniel, las vacaciones en el complejo deportivo Mundo Ocio se presentan como una auténtica pesadilla. Detesta hacer deporte, se siente muy inseguro con su cuerpo y no se le da bien hacer amigos. En este infierno lo acompaña su padre, el cual ahoga sus penas en alcohol desde que se separó de su esposa. Entones, Daniel conoce a Lexi y su visión del lugar cambia completamente.

Lexi es una chica misteriosa que nada cada mañana en el lago, sola. Es madura, muy reservada y Daniel conectará con ella enseguida. Pero las heridas que presenta en todo el cuerpo y que se agravan día tras día, el extraño reloj que lleva, cuyos números van al revés, y todas las preguntas personales que se niega a contestar se interpondrán entre ambos. ¿Quién es Lexi en realidad? ¿Qué trata de esconder?

Así, Daniel se verá envuelto en una macabra historia que mana del pasado de la chica en la que se pondrán a prueba su valentía y sus sentimientos.

Con una fuerte influencia de sus novelas adultas, Edward Hogan publica La noche que nunca acaba, su primera apuesta juvenil, editada en España por Siruela. Y digo fuerte porque, a pesar de su carácter romántico y de la edad de los personajes, sus conflictos adoptan un carácter dramático que sobrepasa los cánones de la literatura juvenil.

Alcohol, infidelidades, violencia machista. Varios son los temas que ponen contra las cuerdas a los protagonistas de esta apasionante novela de misterio, cuya ambientación y desenlace la propulsan al género de terror. Además, el autor propone un romance paranormal infrecuente pero que da muy buenos resultados.

La noche que nunca acaba es una explosión de géneros tutelada por la batuta de un soberbio Hogan que controla tramas, personajes y situaciones de forma magistral. Pero es también un extraño experimento no apto para escépticos.

¿Quieres algo diferente? ¡Este es tu libro!