Elías está feliz. Es septiembre ya, y está a punto de empezar 6º de primaria. Antes no le gustaba mucho ir al colegio, pues un compañero suyo no paraba de hacerle la puñeta, pero ahora le encanta. Va con su gran amiga, Vanesa, confidente y compañera de juegos. Además, este año vendrá con un cambio: se incorpora a la clase Tomás, un niño que se acaba de mudar al barrio con sus abuelos tras la trágica muerte de su padre. Un niño que bien pronto le robará el corazón a Elías.
En las nubes se aleja del dramatismo que a menudo acompaña las obras de esta temática y narra un primer amor inocente, ingenuo, feliz. Aun así, también retrata el miedo a desprenderse de las expectativas de una sociedad heteronormativa: por ejemplo, en esa primera escena, en que Elías no está seguro de cómo reaccionará su familia al haberse maquillado los ojos; o en cómo los dos niños no están seguros de que, por el hecho de ser del mismo género, puedan gustarse de esa manera. Pero lo hace desde una visión positiva: incide en la importancia del entorno (como podrían ser la familia, amistades o colegio), y de cómo estos influyen en la manera en que los chicos se perciben y se relacionan. Por ello, el elenco de personajes es grande, y todos están perfectamente caracterizados.
A diferencia del resto de obras de Cormand, la fuerza de En las nubes recae en el texto escrito. No por ello la ilustración tiene menos peso narrativo: tres potentes imágenes en blanco y negro dentro del libro y una portada y contraportada en color acompañan el texto (con todos los personajes repeinados, la gran manía del autor, como ya explicamos en el Autores de Ayer que le dedicamos este número). Todas estas ilustraciones están dibujadas a lápiz, con la delicadeza ya característica de Cormand. Una delicadeza que ha sabido transmitir a la novela, la primera que escribió después de años dedicándose a la ilustración y creando álbumes infantiles.
Traducida del catalán por Ana Mata Buil, En las nubes es una novela que nos devuelve a la inocencia de la infancia y nos hace estar, aunque sea por unos instantes, con la cabeza en las nubes.