Londres, 1852. Dos jóvenes mujeres de proveniencia muy diferente coinciden en un viaje en barco a Nueva Zelanda. Mientras que Gwyneira es la menor de las hijas de un lord inglés que se dedica a la crianza de ganado ovino, Helen es una joven institutriz de procedencia humilde a la que el paso del tiempo entre clase y clase le estaba pasando factura. Pese a las diferencias, han coincidido en ese largo viaje y se dirigen a las colonias neozelandesas con un mismo objetivo: casarse. Ambas han partido de Inglaterra con un compromiso matrimonial para desposarse con sendos barones de la lana de la emergente tierra de la nube blanca y comenzar una nueva vida en este nuevo país cargado de promesas para todos aquellos que estén dispuestos a aventurarse en sus inexploradas islas. La entusiasta y rebelde Gwyn y la educada y tranquila Helen, tan diferentes, entablan una amistad durante la larga travesía que prometen no perder una vez lleguen a su nuevo hogar. Lo que no imaginan es que el destino de sus familias está entrelazado más allá de lo que ellas mismas creen e incluso desean.
En el país de la nube blanca es una historia de amor y desamor, de aventura e historia, de tradición y traición. Con el marco inigualable de una tierra neozelandesa, virgen para los ojos occidentales, descubrimos con las protagonistas cómo fue el proceso de colonización de las islas de los maoríes. Contemplamos un retrato de época rico en todo tipo de detalles y que no hace sino acrecentar el interés del lector por todo aquello sobre lo que está leyendo: la creación de las colonias inglesas, la crianza de ganado, perros de pastoreo y caballos de pura sangre, los conflictos con los indígenas por la expropiación de la tierra por parte de la corona y la vida de las mujeres en una tierra adelantada a su propia época? aunque quizá no lo suficiente.
Sarah Lark es uno de los seudónimos de una autora alemana afincada en España de prolífica producción literaria. Con En el país de la nube blanca inició una trilogía sobre las tierras neozelandesas que continúa con La canción de los maoríes y que Ediciones B tiene previsto terminar con La tierra de los kiwis el próximo año. Su forma de escribir, plagada de minuciosas descripciones y a la vez directa, le ha granjeado el éxito en toda Europa. Sus libros te transportan a los lugares sobre los que escribe igual que lo haría un recuerdo, y sus personajes, tan alejados en el tiempo, se hacen tan cercanos gracias a su prosa que el lector no puede por menos que sufrir, reír y emocionarse con ellos.
Puede que al principio el grosor de este primer tomo te eche un poco para atrás, pero estamos seguros de que una vez le des una oportunidad, pasarás por sus páginas tan rápido como lo hicimos nosotros, ávido de saber qué les depara la historia a los personajes de esta gran saga familiar. Es por ello que, aunque la novela está dirigida a un público adulto, estamos seguros de que cualquier seguidor de El Templo que ya tenga experiencia como lector podrá disfrutar de esta apasionante historia. Ten cuidado al abrir las páginas de este libro, pues hay dos peligros: querrás leer el siguiente y, además, viajar al país de la nube blanca lo antes posible.
Antes de dar mi opinión sobre el libro, quería decir que aunque el grosor del libro nos eche para atrás, las páginas se pasan como por arte de magia, ya que tiene una lectura ligera, entretenida, profunda y cargada de todas las distintas emociones de los personajes de este magnífico libro. El libro me ha encantado: he sufrido, reído, reflexionado e incluso me parece que me enamoré de James McKenzie...En general, todos los personajes están MUY bien definidos, desde la rebelde Gwyn a la tranquila Helen o un eternamente ebrio Gerald Warden. La trama es original, y el paisaje es casi desconocido y virgen en cualquier tipo de literatura. El libro es totalmente recomendable y no dudaré en volverlo a leer.