Presas es una novela coral que retrata la realidad de las cárceles españolas mediante siete narradores distintos. Sin embargo, serán dos quienes tomarán la voz cantante: Leire, una voluntaria de diecinueve años convencida de que fuera de las cárceles hay tanta gente peligrosa como dentro de ellas; y Azahara, una convicta de veintidós que lleva poco tiempo en el módulo de madres, encerrada por un crimen terrible.
Azahara conoce de adolescente a Hugo, un hombre que la extorsiona y le da una mala vida tanto a ella como a Beth, la hija que tienen en común. Ella pierde toda relación con su familia por quedarse embarazada tan joven. Al principio no le importa demasiado, pero cuando los dos sufren un accidente de coche tras haber bebido, Azahara acaba en prisión. Aun con la negativa de Hugo, se llevará consigo a Beth, a la espera de que él trabaje sin descanso para sacarlas de allí.
Leire acude a un programa de voluntariado, destrozada porque se siente responsable de un hecho de su pasado. El resto de voluntarios están convencidos de que todos los presos son peligrosos y mentirosos, de que no se pueden fiar de nadie. Sin embargo, cuando Leire conoce a Azahara y a sus amigas, se da cuenta de que no es nada más lejos de la realidad: también hay gente buena que solo quiere sobrevivir, e inocentes que están allí por errores que ni siquiera han cometido.
Y es que, sin duda alguna, el punto fuerte de esta novela son los personajes. Todos con su propia historia que iremos conociendo a lo largo de la novela, reflejando temas tan importantes como los malos tratos, los abusos, la importancia de la familia o la sororidad.
La autora, Beatriz Esteban, ha hecho con esta novela una gran denuncia social. Su experiencia como voluntaria en una cárcel de mujeres se ve reflejada en su gran labor de documentación. Con ella pone de manifiesto la necesidad de una mayor reinserción de los presos en la sociedad, y también acerca al lector la realidad de sus vidas.
En definitiva, Presas es un libro intenso y desgarrador que muestra todas las caras de las prisiones. Adictivo y con unos personajes redondos, también nos deja con un mensaje muy importante: que todos tenemos nuestra propia cárcel.