Felipe espera con ansias las vacaciones de julio. La idea de ponerse al día con sus series favoritas y cocinar con su madre lo ayuda contra el acoso de sus compañeros de instituto por ser gay y estar gordo. Sin embargo, el día de las vacaciones llega y Felipe descubre que tanto su madre como el destino le tenían preparada una sorpresa.
Caio, su vecino y amor platónico de la infancia, va a quedarse quince días en casa. Y Felipe, acostumbrado a la tranquilidad y a la soledad, entra en pánico, por supuesto.
Siempre ha envidiado a Caio, pero durante todo ese tiempo que les queda por delante descubrirá que su vecino tiene problemas muy similares a los de él.
Para muchos, Quince días, del autor brasileño Vitor Martins, no necesita presentación. Es un libro mundialmente conocido: estuvo en la lista de los más vendidos del The New York Times, lo avalan autores como Rainbow Rowell y ha sido finalista en los Latino Book Awards. Ahora llega a nuestro país gracias a Kakao Books, que sigue con la importante labor de traernos las historias LGTBQ+ más destacadas en la actualidad.
A Felipe le gusta la tranquilidad, que nada se salga de su rutina. Pasa los días en casa de su madre, que es también su confidente y mejor amiga, con la que comparte bizcochos caseros y devora realitys. Cree que no necesita nada más para ser feliz. A medida que lo vamos conociendo, sin embargo, descubrimos que esa soledad no es exactamente elegida.
Por eso, cuando Caio irrumpe en su rutina, su tranquilo mundo se tambalea. El vecino lo obligará a salir de su reducida zona de confort, aunque sea con algo tan sencillo como puede parecer ir al supermercado. Poco a poco, ese pequeño mundo se va haciendo más grande. Incluso empezará a colaborar en la asociación de niños desfavorecidos en la que trabaja su madre, donde descubrirá su vocación. Allí ayudará a muchos pequeños que le recuerdan demasiado a él mismo.
Esta novela, de la misma manera que le ocurre a Felipe, es una oportunidad de encontrarnos con nuestro niño interior, ese que en ocasiones nos mira desde el pasado con cierta tristeza. Nos recuerda la dureza con la que nos tratamos a nosotros mismos, cómo somos realmente y nos ayuda a vernos, aunque solo sea por un rato, a través de los ojos de los que nos quieren.
Quince días es la muestra perfecta de por qué la literatura juvenil ha sido, es y seguirá siendo un arma tan poderosa. Aunque todo parezca en ocasiones oscuro, tanto en nuestra vida como en el mundo de ahí fuera, estas historias son un recordatorio de que tarde o temprano nos encontraremos con gente que nos ayudará a ser nuestra versión más feliz por muy paralizados que estemos. Y es que, en ocasiones, como le ocurre a nuestro Felipe, solo nos hace falta un empujoncito para ello.