Elizabeth conoce a Aurore a las pocas semanas de empezar la universidad. París está a punto de estallar, los chalecos amarillos comenzarán a llenar las calles, y ella se ha enamorado.

Elizabeth Duval tiene diecinueve años y ha publicado sus memorias. A través de capítulos cortos donde se emborracha con sus amigas, mantiene relaciones sexuales hasta altas horas de la madrugada o marcha junto a los chalecos amarillos compone un retrato de la generación posmillenial y su relación con el deseo, el amor y la literatura. Pero en ellos también hay espacio para reflexiones sobre la política española o su propia imagen pública, pues es cabeza reconocible del movimiento trans desde los catorce, aunque ella, ante todo, es escritora, y eso lo demuestra en esta obra de gran madurez y calidad. A pesar de caer en ciertos lugares comunes de ópera prima, como la acumulación de escenas idénticas que solo reinciden en su forma de vida, Duval demuestra que tiene mucho que contar.

Reina no es una novela de ficción al uso: es autoficción, es ensayo y en cierto momento llega a transformarse en un diálogo con la lectora, que es increpada. Es este episodio quizá el más determinante para vislumbrar la futura producción de Duval, pues decide romper las normas que hasta ese momento había definido para crear algo nuevo y estimulante.

Por supuesto, en sus páginas encontrarás pasajes sobre su propia condición de mujer trans, pero Reina no es una novela sobre lo trans. Sería mucho más certero decir que es una novela sobre el deseo femenino, sobre las implicaciones de ser mujer en la sociedad actual y sobre qué terraza de París sirve el mejor vino. Lo más interesante respecto al tratamiento de las relaciones LGTB es la traslocación del foco desde lo sáfico como eje central (lo convencional en la juvenil, que suele narrar el momento del despertar sexual) a una naturalización de las relaciones entre mujeres. Literariamente (y literalmente) hay vida tras la salida del armario.

Reina es la continuación perfecta si disfrutaste de Las ventajas de ser un marginado, pues encontrarás preguntas estimulantes y quizá te regale una perspectiva distinta de cómo ver el amor y la creación literaria