El esfuerzo ha dado sus frutos: mañana Pepino ingresa en La Academia Puffington para Alumnos con Dotes Mágicas (y/o Asquerosamente Ricos). Está deseoso de demostrarle a su padre que su estudio continuado ha merecido la pena. Pero durante la última cena antes de partir llega una carta de este en la que reclama la ayuda de Pepino: la Reina Cordelia se ha hecho con el Castillo de Ciudad Pastel y ¡pretende dominar el mundo de Onirolandia!
Ante el rechazo de Pepino, su madre insiste en que al menos vaya a ver qué está pasando. Almendra, su hermana pequeña y mucho más valiente, se presenta voluntaria, pero su madre no está dispuesta a ceder. A Pepino no le queda otra. Así, sin cenar ni nada, con el equipaje que iba a llevarse a La Academia, debe partir no sabe muy bien hacia dónde ni para qué, renunciando a aquello por lo que lleva tanto tiempo trabajando.
Este primer volumen de Pepino, Héroe de Leyenda se compone del prólogo y el capítulo cero del webcómic homónimo. No obstante, trae un montón de contenido extra: fichas de personajes, arte conceptual, un desglose de los distintos reinos de Onirolandia... El volumen acaba en un cliffhanger que puede resultar algo abrupto —al no estar enterados de que las últimas cuarenta páginas se destinan al contenido adicional— pero que consigue a fin de cuentas lo que pretende: que el lector quiera seguir leyendo.
Ahora bien, Pepino, Héroe de Leyenda I es una entretenidísima novela gráfica que se sirve del mismo humor absurdo y reacciones desmesuradas que algunas de nuestras series de animación favoritas. Más inocente y azucarada que muchas de ellas, se caracteriza por un dibujo muy atractivo que parece sacado de un videojuego. Y lo que más nos gusta es que cuestiona los roles de género (aunque a veces meta la pata con otros asuntos relacionados) y que utiliza el tropo del viaje del héroe en pos de darle una vuelta de tuerca: los personajes actúan conociéndolo y las situaciones típicas del viaje acaban siendo consecuencia de la voluntad de seguirlo.