¡Cuidado! Renace de las sombras es la segunda parte de Hija del dragón, novela nominada a los Templis 2018, y esta reseña contiene spoilers de lo ocurrido en ella.
«Es más fácil destruir que construir».
Enero de 1453. Han pasado meses desde que Lada abandonara a Radu y regresara a Valaquia. Él eligió quedarse junto a Mehmed, y en todo este tiempo no ha tenido noticias de su hermana. Radu asumía que ella se habría hecho fácilmente con el trono, pero, en una fiesta, se entera de que no es así, y de que Mehmed lo ha sabido todo este tiempo. ¿Qué más le estará ocultando?
Febrero de 1453. Lada lleva sin noticias de Radu y Mehmed desde su intento fallido de tomar el trono valaco; ha fracasado, no tiene aliados (aunque conserva a sus hombres) y no está dispuesta a volver mostrando debilidad. Ahora, tras cierta noticia, la certeza de que ambos seguían creyendo en ella se ha esfumado por completo. Pero aún le queda una oportunidad: el príncipe de Valaquia la considera una amenaza y «donde hay miedo, también hay poder».
Lada hará lo que sea por recuperar el trono que cree que le pertenece; Mehmed, por conquistar Constantinopla y Radu, por… Mehmed, incluso infiltrarse en Constantinopla para ser sus manos y ojos detrás de la muralla de cara a la toma de la ciudad.
Aunque la novela se divida en capítulos alternos en los que seguimos a cada hermano en una línea temporal distinta, Radu es, a nuestros ojos, el protagonista absoluto de esta segunda parte. Lada por supuesto sigue evolucionando —llega a comprender, aunque conserva su fortaleza de carácter, que quizá sus esfuerzos jamás sean suficientes—, pero es Radu quien logra «romper con todo», como ella hizo en Hija del dragón. Radu, ese chico incapaz de entender que alguien le pueda querer por lo que es y no por lo que tiene que ofrecer, que cree que las cosas siempre se pueden hacer de forma distinta y que solo encuentra consuelo en la fe.
Esta continuación confirma la trilogía como el mejor trabajo de Kiersten White hasta la fecha: una obra de ficción histórica juvenil abismal, tan adictiva como absorbente, que es capaz de reflejar los deseos y miedos de los seres humanos, pero, sobre todo, su bajeza.
La hija del dragón ha renacido de las sombras, pero… ¿Arderá todo a su paso? ¿Lo harán los hermanos Dracul?