Nadie cree que existan los ángeles, pero Rayna Evans asegura que puede verlos y por eso ha estado ingresada los últimos tres años de su vida —y tiene dieciséis— en el Sunflower Serenity Mental Health.
Durante ese tiempo, su familia se ha ido trasladando de un lugar a otro hasta quedarse en San Francisco. Allí empezará una nueva vida: instituto nuevo, trabajo nuevo… y visiones de ángeles de nuevo. Su compañero de mesa, Camel Wright, tiene unas preciosas alas blancas a su espalda que Ray piensa ignorar, porque se niega a volver al SS Crazy, como «cariñosamente» llama a la clínica.
Pero resulta que en su lugar de trabajo, el American Roxy’s Diner, un cliente llamado Kade también tiene alas… negras. Sí, él no es como Cam: es un caído, un demonio.
En esta situación, Ray empieza a hacerse preguntas: ¿por qué tiene el don de advertir a ambos seres si cada bando no puede ver al contrario? ¿Y por qué se están empezando a suicidar compañeros suyos tras haber visto o pintado el mismo cuadro de un ángel de alas negras? El comportamiento de Kade hace que tanto el ángel como Ray sospechen de él, porque esos suicidios no tienen ni pies ni cabeza, más bien parecen asesinatos. Sin embargo, las coartadas que tiene el ángel caído dan a entender que pueda haber alguien detrás, pero… ¿hasta qué punto se puede confiar en un demonio?
La autora, Lissa M. Basso, empieza con este libro una trilogía donde la lucha de Ray por vivir como la gente normal (sin visiones) y el amor (sí, ¡hay historia de amor!) aparecen reflejados en cada página.
Narrado en primera persona desde el punto de vista de Ray, seremos testigos de su lucha interior entre creer lo que ve y ayudar a esos seres que no deberían existir, o creer lo que siempre le enseñaron y pensar que no está bien de la cabeza.
La segunda y tercer parte, tituladas A Slither of Hope y A Matter of Time, está previsto que salgan publicadas en Estados Unidos el año que viene. Mientras tanto esperamos que alguna editorial española se atreva con esta trilogía llena de luz y oscuridad, donde el amor puede triunfar… si no escoges el bando equivocado.