El 4 de julio, Sam Flynn cayó por un acantilado en Pashpoire. Su mejor amigo, Jayden, se lanzó a rescatarlo, pero era demasiado tarde: la caída lo había matado. Jay estaba tan borracho que no recuerda nada de lo ocurrido ese día; sabe que Sam y él se habían peleado, pero no sabe por qué, y está seguro de que alguien empujó a Sam, pero él jamás haría algo así, por muy enfadado que estuviera. ¿O sí?

Samantha Flynn vive en una familia rota. Se rompió diez años atrás, cuando su madre se fue de Pashpoire, dejando atrás a su marido y sus cinco hijos, y ha quedado hecha trizas ahora que Sam, su hermano mellizo, ha muerto. Lo peor de todo es que Samantha siempre había odiado a su hermano y muchas veces había deseado su muerte, y ahora que ha ocurrido es consciente por primera vez de todos los «te quiero» que quedarán sin ser dichos, de todo el amor que jamás podrá transmitirle.

«Sam no era dulce, ni amable, ni siquiera un ejemplo a seguir. Era todo de lo que tendrías que huir. Pero también era vida. Leal. Sincero. Era una granada a la que le han quitado la anilla y no le importaba inmolarse por aquello en lo que creía». Uno de los grandes aciertos de Siempre será diciembre es la personalidad de Sam: era un chico complicado y ninguno de los dos protagonistas lo idealiza tras su muerte.

El libro está narrado por Samantha y Jayden, y los primeros capítulos abren muchas incógnitas. No sabemos qué pasó la noche del 4 de julio, pero hay muchas más cosas de la vida de los Flynn que ignoramos porque, como dice Samantha al presentarse, ella es una mentirosa, una profesional en ocultar sus sentimientos, a veces incluso a sí misma. Al principio será eso lo que nos enganche a la lectura, pero pronto empezaremos a conocer a los personajes y nos involucraremos en su historia.

Wendy Davies es el pseudónimo de Fátima Embark y Merche Murillo, dos autoras españolas que publicaron su primera novela juntas en 2014. Siempre será diciembre, su cuarto libro, ha sido el ganador del Premio Gran Angular 2017. Una novela sentimental, intensa y conmovedora que nos recuerda que, por muy duro que sea el invierno, siempre le sigue la primavera, y que no debemos guardar para mañana el amor que sentimos hoy.