Leila discute con su padre, Celia cumple con las exigencias académicas de su familia y Terry lidia con la tensión de un divorcio, mientras que Iván no tiene que preocuparse por su padres… básicamente porque no le hacen ni caso. Al menos, ellos pueden quejarse de alguien: Dodji solo se tiene a sí mismo.

Hasta que llega la noche y, con un fundido a negro, todos se encuentran en la posición del huérfano, que se convertirá en el cabecilla. Cuando despiertan, los adultos han desaparecido. No sería tan alarmante —al fin y al cabo, cuántas historias juveniles dejan vivos a los padres— si no fuera porque, junto a ellos, también se han volatilizado el resto de niños.

Al más puro estilo de Los cinco, unidos se enfrentarán al reto de sobrevivir en una ciudad fantasma, sin autoridad ni normas de por medio. Fortville está desierto, no queda duda, pero… ¿se han quedado solos en el mundo? Y la pregunta más temida, ¿por qué?

Este primer volumen de la serie nos presenta una premisa bastante tópica, que apenas evoluciona desde lo presentado en la sinopsis: para ello tenemos cinco tomos por leer. En cambio, se centra en desarrollar a los personajes para que nos encariñemos con ellos. Un objetivo cumplido, pues resulta natural empatizar con el elenco. Cada uno brilla con sus cualidades únicas y comparten un halo de inocencia memorable dadas las circunstancias.

Aunque de intrusos en el apocalipsis sabe mucho el humor. Como buenos niños, nuestros protagonistas sacan tiempo para pasarlo bien y montar travesuras hasta en el fin del mundo. La incertidumbre por la desaparición de la humanidad no basta para aplacar su rebeldía… ni domar sus lenguas malhabladas.

El estilo de dibujo transmite muy bien el punto desenfadado e irreverente de la historia. Sin tapujos, sin tomarse demasiado en serio y sin reparar en detalle. Las ilustraciones a todo color y el trazo angular dotan al cómic de un dinamismo que resalta el ritmo rápido de la historia y parece sacar a los personajes de las páginas.

O será cosa nuestra, que quisiéramos que sintieran algo de compañía.