«Nada es una sola cosa. De hecho, lo que empieza siendo una cosa puede acabar convirtiéndose en algo totalmente diferente».
Frank nació en Estados Unidos, pero sus padres no. Ellos son racistas: le dieron la espalda a Hanna, la primogénita, cuando esta confesó estar enamorada de Miles, un chico negro. Ahora, Frank está en su último año de instituto y sus padres quieren que salga con una chica coreana. Pero Frank está locamente enamorado de Brit Means, una chica europea-estadounidense, y al parecer ella también lo está de él.
Los Lee se pasan la vida entre las Reuniones (del grupo de familias que a principios de los noventa emigraron a Estados Unidos desde Corea) y La Tienda, el negocio familiar. Cuando Brit y Frank empiezan a salir, esta aparece un día en La Tienda por sorpresa, y de inmediato da comienzo la estrategia de las familias por emparejar a Frank y a Joy Song, otra coreana de segunda generación que desde hace tiempo oculta a sus padres que sale con un chico chino-estadounidense. Pero Joy y Frank tienen un plan: harán creer a sus padres que están saliendo juntos para quedar con sus respectivas parejas.
Quizá reconozcas a David Yoon como marido de Nicola Yoon, autora de Todo todo y El sol también es una estrella, puesto que él fue quien dibujó las ilustraciones del primero. Si bien las novelas de ambos escritores pertenecen al género realista, no podrían ser más distintas entre sí, sobre todo en cuestión de estilo y tono. Tenía que pasar es algo así como una versión juvenil y coreana de Mi gran boda griega si esta hubiese sido escrita por John Green —con quien comparte traductora al castellano, Noemí Sobregués— y partiese del tropo del fake dating utilizado, por ejemplo, en A todos los chicos de los que me enamoré.
Al igual que esta última, Tenía que pasar es una anomalía: una novela juvenil realista que inicia una saga, y creemos que es una buena decisión. La novela empieza con la alegría del primer amor y termina con cierta tristeza inherente a la vida, cerrando una etapa y los forcejeos de esta, pero dejando la puerta abierta a futuros conflictos que pillarán a los protagonistas ya en la universidad.
La pregunta ahora es: ¿Tendremos que esperar mucho tiempo para volver a verlos?