Sam vive en su mundo de películas de terror, guiones propios en proceso de creación (como el de Gatos asesinos de la tercera luna de Júpiter), con tres amigos frikis de toda la vida y resignado ostracismo social en la sala del encargado de informática del instituto. Pero entonces, Camilla Parker entra en escena y lo pone todo patas arriba, especialmente la vida de Sam.
Camilla se hace un hueco rápidamente en el grupo de los Guays, se involucra en la organización del baile de primavera y parece que Justin Zigoni no puede parar de flirtear con ella. Todo esto son señales inequívocas de que Camilla nunca se fijaría en Sam y sus amigos. Pero, sin saber muy bien cómo, se encuentran todos en casa de Sam estudiando Historia de Australia cada viernes. Aún más sorprendente es cuando Camilla pasa a ser parte integrante de la pandilla y se convierte poco a poco en la mejor amiga de Sam y… bueno, os imagináis por dónde van los tiros, ¿no?
Esta novela, con la que Melissa Keil debutó como escritora en 2013, es como «leer» una película de Disney Channel. Es ligera, divertida y te hace feliz cuando la terminas. Tierra llamando a Sam tiene una trama muy obvia, pero eso no importa. De hecho, agradeces que pase todo lo que estás esperando que pase porque quieres que los personajes tengan su final feliz. Lo que hace que esta sea distinta a otras novelas de instituto y que quieras leerla varias veces (muy recomendable, especialmente, cuando tengas un mal día) son esos personajes: el protagonista Sam, la desenfadada Camilla, el estoico Mike, la tímida Allison y el caso perdido de Adrian. Melissa Keil te mete en la cabeza de Sam para experimentar la evolución de este chico como persona y como amigo, tanto de sus amigos de toda la vida como de los nuevos.
Cuando llegues a la última página de este libro, te aseguramos que querrás formar parte de este grupo de amigos como si fueran tus compañeros de clase o vivieran a la vuelta de la esquina en tu barrio.