Érase una vez, un reino de fantasía llamado Ferenwood. Su tierra se hizo a color, su sol llovía ocasionalmente, y la magia era algo común y corriente. Sus habitantes estaban hechos de los pigmentos más vivos y, cada primavera, esperaban a que todo lo mágico que sucedía volviese a ser común y corriente.

Érase una vez, una niña diferente. Al contrario que los habitantes de Ferenwood, Alice nació sin color. Su piel, su pelo, todo en ella era blanco. Y en un pueblo donde tener color lo era todo, ella destacaba por todas las razones equivocadas. Hasta que fue olvidada.

Tres años después de la desaparición de su padre, y tras demostrar a todo el mundo que no tiene un don, Alice decide marcharse de Ferenwood para buscarlo. Para cruzar la puerta que separa su mundo de Furthermore, necesitará la ayuda de Oliver Newbanks, un chico que le hizo daño en el pasado y que parece conocer el secreto más íntimo de todas las personas con las que se cruza.

Junto a él, movida por el dolor, el amor y la pérdida, recorrerá una tierra tan mítica como engañosa, mientras convence a los demás y a sí misma de que incluso alguien sin color puede ser la protagonista de cualquier historia.

Con la primera parte de Furthermore, Tahereh Mafi nos muestra otro tipo de amor que nos inspira a vivir aventuras: el que se siente por la familia. Para ello, las descripciones de los lugares y sentimientos, que predominan a lo largo de toda la obra, adquieren un tono íntimo y poético, lo que consigue reflejar las emociones de Alice.

Sin embargo, lo que más destaca de la novela es la forma de narrar de la autora, pues esta historia está contada al modo de los cuentos. Así, la voz de Mafi nos relata el viaje de Oliver y Alice por Furthermore mientras se dirige directamente al lector para desvelar algunas verdades y misterios de la trama. En definitiva, La tierra del Más Allá es una historia conmovedora, que mantiene la esperanza incluso después de que la puerta de Furthermore se haya cerrado.