Las guerras civiles en el continente africano comenzaron en los años 70. Tras la Segunda Guerra Mundial y la ruptura final del sistema imperialista del siglo XIX, muchas antiguas colonias, de repente políticamente independientes, estallaron en conflictos armados, cobrándose millones de vidas hasta la fecha. En el primer mundo lo vivimos como algo lejano y apenas conocemos nada sobre ellos.
En 1995, Michaela de Prince nació bajo el nombre de Mabinty Bangura en Sierra Leona, donde había estallado una guerra civil cuatro años antes. La inestabilidad política y los golpes de Estado desataron un cruento conflicto que se prolongó durante más de diez años. Los grupos rebeldes asesinaron al padre de Mabinty y su madre enfermó y falleció al poco tiempo. Bajo la tutela de su tío, la niña fue abandonada en un orfanato a causa de su «inutilidad», adjetivo que ha acompañado a las mujeres durante milenios de la forma más machista e injusta posible. Además, Mabinty sufría de vitíligo, una enfermedad cutánea por la que fue llamada «niña del demonio».
Mabinty fue adoptada por una familia estadounidense años después y por fin comenzó a cumplir su sueño: convertirse en bailarina. Este es el punto más interesante de esta autobiografía novelada: el tono equilibrado entre el sueño de Michaela de bailar y su pasado como huérfana de guerra. Este deseo proviene de la fotografía de una bailarina que guardó durante prácticamente toda su niñez y que le dio fuerzas durante su estancia en el orfanato. Pero los recuerdos de una guerra tan dura no desaparecen así como así.
En la novela, escrita junto con su madre adoptiva, confluyen todos los recursos de la autobiografía: prosa sencilla y directa, temporalidad lineal y una psicología de personajes prácticamente nula al centrarse tan solo en Michaela. Pero es la historia que cuenta, sus ganas de luchar y su superación lo que hace que esta obra, aunque no es ninguna maravilla a nivel literario, sí lo sea en el reflexivo. La evolución desde las chabolas de Sierra Leona a los escenarios de medio mundo como una de las mejores bailarinas del panorama nos sugiere, además, una gran pregunta: ¿Qué pasó con todos los demás niños que no tuvieron su misma suerte?
Si te apetece saber más sobre el conflicto en Sierra Leona, échale un ojo a la película Diamantes de sangre y no dejes de ver el documental sobre jóvenes bailarines First Position, en el que participa Michaela.