Sí, los vampiros existen. Y no hace falta irse a los montes umbríos de Transilvania o a un pueblecito americano para encontrarse a uno: están hasta en la mismísima ciudad de Madrid. Y no solo hay vampiros: también hay dhampires, humanos con antepasados vampiros que se pueden convertir en uno de ellos si se hacen una transfusión de sangre, pero que también pueden ser poderosos cazadores de vampiros, ya que los detectan mucho mejor.
Noa es una de esas dhampires. Nuestra protagonista, una chica de dieciséis años que perdió las piernas en un accidente, tiene una mirada crítica del mundo. La poca accesibilidad de la capital madrileña, la nula empatía de la gente con las personas discapacitadas, la homofobia, la xenofobia y el racismo son temas recurrentes de la novela.
El significado de la familia es otro de los temas centrales. La familia Dr?gulescu, un importante clan de vampiros que con el tiempo ha ido a menos, le ofrece a Noa convertirse en una de ellos. ¿Será capaz de esconder ese secreto a su familia? ¿Y de dejarlos atrás si llega el momento? Suena demasiado bien perder de vista a su tío Rafa, un hombre muy reaccionario que disfruta sacándola de quicio. Pero ella adora a su abuela Conchi y a sus padres…
Narrada en tercera persona, esta novela tiene como punto fuerte la diversidad de personajes y su particular sentido del humor. La autora se sirve de tópicos como el fake dating o discusiones dignas de Twitter para crear escenas verdaderamente graciosas. Por el contrario, al final tiene lugar un giro argumental demasiado esperable, que agria un poco el buen sabor de boca que deja el libro.
Con una protagonista memorable, un ritmo trepidante y mucha acción, esta novela seguro te hará tocar el cielo.