¿Que te apetece leer?
Cuéntanos qué quieres leer y el Recomendador te dirá qué libros encajan con tus preferencias.

Tú y yo después del invierno
Laia Soler

Puck
Zona <20 El Templo#63 (abril 2018)
Por Irene Vílchez Sánchez
3.673 lecturas

La nieve del invierno nos ha llevado de vuelta a Valira. Si en la anterior novela de la autora, Nosotros después de las doce, que también sucede en el mismo lugar, conocimos a Aurora y el carrusel mágico de su abuelo; esta vez nos adentraremos en este pequeño pueblo de montaña de la mano de Erin, su mejor amiga, y la mágica haya de su jardín, a la que siempre acude antes de tomar cualquier deci­sión importante.

Después de vivir sus mo­mentos más oscuros durante la larga temporada que pasó con su familia en una gran ciudad, Erin ha tenido dos años para acomodarse en su pueblo natal. Ahora ha construido los cimientos de una nueva vida: trabaja de recepcionista en un hotel del valle, ha recuperado el tiempo perdido con sus antiguas amistades y lleva dos años sa­liendo con Bruno, el novio perfecto.

Pero el muro que había construido alrededor de sí misma a base de ries­go mínimo y comodidad se desmoro­na cuando Max llega a la ciudad, un forastero con el que trabajará codo a codo y al que, poco a poco, se irá acer­cando. ¿Será entonces capaz de tomar una decisión propia, sin importar los consejos del haya?

Tú y yo después del invierno pone en el punto de mira la importancia de la salud mental y visibiliza las enferme­dades mentales, especialmente la ansie­dad, un tema muy poco tratado en lite­ratura juvenil, y muy necesario. Ambos protagonistas la pade­cen, y ambos están en etapas completamente diferentes. Aun así, les resulta inviable comprenderse, ayudarse. Tal y como dice Erin, «es inútil in­tentar comprender a alguien cuando ni siquiera nosotros es­tamos a nuestro propio alcan­ce». Además, como la novela está narrada en primera persona por la protagonista, nos es más fácil acceder a sus sentimientos y emociones.

Laia Soler ha vuelto a crear unos per­sonajes redondos, una mágica ambien­tación y una trama muy bien hilada; por eso, solo puedo pensar que, en vez de un bolígrafo, utiliza una varita mágica. Todo esto, acompañado de un potente mensaje: si no nos arriesgamos, nada puede salir mal, pero tampoco podre­mos ser nunca completamente felices. Tenemos que atrevernos a equivocarnos.