¡Cuidado! Esta reseña tiene spoilers de las anteriores novelas de La quinta ola.
Hacha ha descubierto el engaño: los Otros nunca llegaron a pisar la Tierra. Evan Walker y los demás Silenciadores no son más que humanos con el cerebro lavado y unas facultades físicas casi imposibles, mejoradas por la tecnología del «sistema número 12». La misma tecnología que ahora habita en el cuerpo de Hacha y que le ha permitido escapar de sus captores. Pero, ¿de qué le sirve huir? ¿De qué le sirve saber la verdad? Ningún Silenciador la creería. Hacha no tarda en darse cuenta de que solo tiene un lugar al que ir: justo ese en el que Vosch quiere tenerla.
Ignorantes del destino de Hacha, Evan, Zombie y Cassie tienen sus propios planes. Evan pretende hacer saltar en pedazos la que aún cree que es su nave nodriza, Zombie está decidido a salir en busca de Hacha y Tacita, y Cassie… Cassie, como siempre, solo quiere mantener a su hermano a salvo. Aunque, ¿es posible estar a salvo en un mundo en el que la humanidad ya ha perdido todas las batallas?
Una vez más, Rick Yancey hace gala de una prosa elegante y envolvente. Con una narración introspectiva y a la vez llena de acción, vuelve a colocar a sus personajes en mil y una situaciones de vida o muerte… de las que no todos saldrán ilesos. Cambiando de narrador siempre en el punto más adecuado, Rick Yancey consigue mantener la tensión en todo momento.
La última estrella está cubierta por ese velo de soledad y de angustia que caracterizaba a las novelas anteriores. Aunque cada protagonista ve su situación de manera distinta (y Rick Yancey hace un gran trabajo diferenciando sus voces al narrar) el tono general de la trilogía es siempre intenso y casi nostálgico.
Por supuesto, no vamos a desvelarte el final de La última estrella. Solo te diremos que es una conclusión justa para esta trilogía. Si bien no es lo que uno hubiera esperado en la página uno, el desarrollo de la historia no podría llevar a otro final.