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El vals de la bruja
Belén Martínez

Puck
Reseñas de novedades El Templo#84 (octubre 2021)
Por Gemma Cáceres
3.363 lecturas

Eliza sabe que no es como su familia. Al contrario que sus tíos, detesta las fiestas de la nobleza, las normas y el protocolo. Pero por encima de todo, odia ser una bruja. Una Sangre Negra. Por eso, cuando vuelve a la Academia Covenant para terminar el último curso, decide despertar, con ayuda de su prima Kate, a todas las ánimas del cementerio.

Lo que en un principio iba a ser una broma inofensiva acaba con la expulsión de ambas de la Academia. Ahora, Eliza no tiene opción de conseguir un trabajo en el Aquelarre, así que lo único que le queda es ir a los bailes de la Temporada y conseguir un buen marido. Todo esto, mientras escucha a todos los que la conocen decir que, en efecto, no se parece en nada a sus padres.

Veintisiete años antes, en la Academia, Aleister Vale es acusado de asesinato. Mientras lo aprisionaban, juró que mataría a Marcus Kyteler y a Sybil Saint Germain, los padres de Eliza. Años más tarde, cumplió su promesa. Sin embargo, la paz que viene después de esta desgracia se acaba cuando una nueva oleada de asesinatos sacude la ciudad. Alguien está acabando con los Sangre Negra desterrados. Y no es solo eso: a cada cuerpo que aparece le falta un órgano.

Con El vals de la bruja, Belén Martínez ha conseguido que una historia de magia y brujería se convierta en algo totalmente original. La mayor parte de la novela está narrada en primera persona, y desde el punto de vista de Eliza llegamos a comprender todo lo que ella sabe sobre su mundo, que va cambiando entre los acordes de sus bailes. Sin embargo, el inicio de cada parte lo cuenta Aleister Vale, quien relata lo que realmente sucedió el año anterior a su primer encarcelamiento.

Pero, sin duda, lo que más destaca de El vals de la bruja es su ambientación y precisión histórica. Desarrollada en 1895, la novela nos adentra en el Londres más tenebroso, donde la sombra de Jack el Destripador sigue vagando por sus calles y los demonios más infernales se convierten en los compañeros más fieles. Todo esto, sin olvidar los bailes de máscaras, donde una mirada y un vals puede hacer dudar hasta al mejor de los magos. Aunque esto no es todo: Aleister Vale promete que la historia no acaba aquí.