El protagonista de esta historia no tiene nombre, o al menos no se acuerda de él. Dando un paseo por el bosque llega a una extraña cabaña donde le espera un pequeño duende llamado Gorgonán, que le cuenta que ha atravesado las puertas invisibles del laberinto y al hacerlo ha dejado atrás todo lo que conocía. El visitante (así es como le llama el duende) es hijo de Winder Wilmut Winfred, el rey de la triple W y, al igual que hizo su padre cuando era joven, tiene que encontrar la salida del laberinto. Sin embargo, para ello, debe encontrarse a sí mismo primero.
La sorpresa aumenta cuando aparecen otros tres duendes idénticos al primero, cada uno con un carácter y un nombre diferente. La primera decisión que tiene que tomar el príncipe es elegir a uno de ellos para que le acompañe durante su viaje. Este solo es el primer paso de una aventura llena de piratas, dragones, caballeros andantes, grandes castillos y, sobre todo, mucha acción y aventuras.
El visitante es un personaje especial, que va sufriendo una progresiva transformación a lo largo de la historia. Al principio es un muchacho tímido, indeciso, que no parece muy capaz de hacer justicia a su estatus de príncipe. Sin embargo, a medida que recorre el laberinto en su propia búsqueda personal, se convierte en un chico sabio, decidido y fuerte, capaz de afrontar cualquier obstáculo.
De manera sutil, Rafael Ábalos introduce pequeños temas filosóficos que se entremezclan con la trama de aventuras y desventuras que sufre el protagonista. Y es que este libro está lleno de pequeñas preguntas que buscan ser respondidas, preguntas que te harán reflexionar.
A pesar de este toque filosófico, es un libro fresco, ameno y rápido de leer, aunque merece la pena tomarse su tiempo para avanzar poco a poco por cada una de sus páginas y explorar todos los rincones que esconde.
Yo ya he cruzado el laberinto y ha sido una gran experiencia, y tú, ¿estás preparado para ser el próximo visitante?