Las crisálidas, enormes criaturas mecanizadas, son lo único que se interpone entre los hundunes (monstruos alienígenas que habían llegado a la Tierra dispuestos a conquistarla) y la Gran Muralla, construida por el Emperador Amarillo para proteger Huaxia, la última esperanza y hogar de gran parte de lo que queda de la humanidad. Los jóvenes sueñan con ser elegidos para pilotar una de ellas, y el mayor honor para una chica es ser seleccionada para convertirse en piloto-concubina, lo que viene acompañado de una muerte segura. Cuando la hermana mayor de Zetian es asesinada por el piloto de una de esas crisálidas, ella decide tomarse la justicia por su mano y buscar venganza. No tarda mucho, y su hazaña le granjea un apodo muy especial: la Viuda de Hierro. Una mujer piloto que, para propulsar las crisálidas, sacrifica hombres y no mujeres. A pesar de su transgresión, los generales del ejército no pueden permitirse prescindir de una fuerza espiritual como la suya, así que se decantan por emparejarla con el piloto más fuerte, Shimin Li, un chico al que acusan de haber asesinado a su padre y a su hermano a sangre fría. Zetian se doblegará o morirá aplastada por el sistema. Pero ahora que conoce su propio poder, ni siquiera los múltiples intentos de acabar con su vida podrán evitar que consiga lo que quiere.
Esta primera parte de la saga da la oportunidad de conocer a la protagonista, Zetian Wu (basada en la emperatriz de China del mismo nombre), y al resto del elenco que jugará un papel clave a lo largo de la saga. Tanto Zetian como Shimin son personajes tremendamente carismáticos y, junto a Yizhi, el mejor amigo de la protagonista, van dirigiendo el argumento, aunque en ocasiones parece perderse entre escenas expositivas y algo pesadas. A excepción de esos momentos, la historia avanza a buen ritmo y equilibra momentos de acción con diálogos que nos permiten familiarizarnos con la ambientación. Un futuro donde una raza alienígena ha llegado a invadir el planeta y la única forma que la humanidad ha encontrado para defenderse son las crisálidas. Una sociedad donde nacer mujer significa ser vendida como novia o una muerte segura a manos de un piloto para servir de alimento. Zetian se rebela contra esta dicotomía que se ha llevado a su hermana y decide crear para sí misma una tercera vía.
Viuda de hierro es una novela que sabe identificar sus puntos fuertes y sacarles provecho. Una protagonista algo desquiciada y sin miedo a matar, una ambientación llamativa y un argumento con buen ritmo son sus elementos esenciales, y la mezcla de los tres es una clara receta para el éxito.