¿Que te apetece leer?
Cuéntanos qué quieres leer y el Recomendador te dirá qué libros encajan con tus preferencias.
Entrevista a...

Begoña Oro

El Templo #70 (junio 2019)
Por Nerea Marco
3.160 lecturas

¿Sabías que…?

— Begoña Oro es una autora premiada no solo en literatura infantil y juvenil. También ha ganado el Premio Eurostars de Narrativa de viajes en 2014, con la novela para adultos ¡Buenas noches, Miami!

— Si has leído algún libro personalizado de la colec­ción El Barco de Vapor de SM, lo más probable es que lo haya escrito ella.

— La serie de libros infantiles La pandilla de la ardilla va ya por su decimoquinto título publicado.

— Ha escalado en el Himalaya. Hizo un trekking a cinco mil metros de altura con su padre y su her­mana durante unas vacaciones familiares.

— Su cumpleaños es el 21 de noviembre, pero el año de nacimiento es un se­creto mejor guardado que la fórmula de la Coca-Cola.

— Begoña Oro es la autora mejor vestida de la literatura infantil y juvenil. Y probablemente también de la de adultos. Si te la encuentras en persona, la reconocerás porque siempre es la más elegante de la fiesta.

— Su padre, Luis Oro, es un científico de reconocido prestigio internacional. Tiene más de quinientos artículos publicados, dos patentes e incluso una calle en Zaragoza con su nombre cerca de la universidad.

— La abuela de Begoña Oro era maestra, de las de dictados por las tardes y aprovechar el pescado de la comida para dar una pequeña clase de anato­mía. Quizás por eso a nuestra autora le apasiona la literatura y tiene esa curiosidad y atención por los detalles.

— Puedes encontrarla en Twitter, @granduquesa, Instagram, @loslibrosde­laoro, y en su blog http://elblogdelaoro.blogspot.com/


Tu último premio de literatura juvenil ha sido compartido con Alberto J. Schu­hmacher. ¿Cómo surgió la idea de escri­bir Tú tan cáncer y yo tan virgo a cuatro manos y cómo os organizasteis?

La idea surgió de Alberto. Nos co­nocimos en un evento de la Asociación Española contra el Cáncer. Él es uno de esos investigadores científicos de los que podemos y debemos sentirnos orgullo­sos. Por si su labor investigadora fuera poco, tenía un fuerte deseo de escribir algo sobre el cáncer dirigido a jóvenes, algo divulgativo y riguroso. Tuvimos una primera reunión en la que decidimos que, además de eso, queríamos que ese «algo» fuera un libro delicado, ameno y, en la medida de lo posible, divertido. Y con amor, claro. A partir de ahí, tra­zamos un primer borrador argumental. Alberto me inundaba de ideas y yo in­tentaba darles forma. Además, creamos un personaje específico (Julio) para dar cabida a toda la información científica.

Alguna vez has comentado que el Pre­mio Gran Angular de Pomelo y Limón en 2011 te dio el impulso final para co­menzar la carrera de escritora. Además, esa novela también fue premiada por los lectores con el Premio Hache. ¿Cómo ayudan este tipo de premios a los escri­tores?

Creo que, en primer lugar, los pre­mios nos dan cierta «autoestima escri­toril». A la mayoría de los escritores, o al menos a los que yo conozco, la seguri­dad se nos escurre entre los dedos como agua cogida con las manos. Los premios son un botijo, un contenedor eventual y fresco de esa autoestima tan necesaria para escribir. Y también son un colchon­cito más o menos grueso que te permite destinar tiempo a crear otra obra.

En los últimos años hemos visto libros cuyos protagonistas tienen perfiles reales en las redes sociales y novelas que se quedan a mitad de camino en­tre autoconclusivas y saga, pues com­parten personajes, pero narran tramas independientes. Cuando tú publicaste Pomelo y limón y Croquetas y wasaps, ambos aspectos eran una novedad en la literatura juvenil española. ¿Ya tenías la idea de continuar la historia de Clara o surgió tras la escritura de Pomelo y limón? ¿Qué ha sido de los perfiles en Facebook de Jorge y María?

Cuando terminé de escribir Pomelo y limón no tenía pensado hacer una con­tinuación, para nada. Pero se me quedó el personaje de Clara dentro. Clara era un personaje secundario en Pomelo y  limón, pero me gustaba su voz, su fres­cura... Casi tuve que contenerla duran­te la redacción de Pomelo. Y luego, con Croquetas y wasaps me desquité.

Respecto a los perfiles de Facebook, llevan un tiempo sin actualizarse. Debo decir que si escribiera otra vez Pomelo y limón, ahora los personajes tendrían Instagram.

Dos de tus sagas más populares para lectores infantiles, La pandilla de la ardilla y Misterios a domicilio, llevan ya varias entregas y parece que van a continuar con más novelas. ¿De dónde obtienes la inspiración para todas las aventuras de estos personajes?

Tanto la ardilla Rasi como los veci­nos de Misterios a domicilio salen to­dos los días conmigo. Se levantan con­migo y se acuestan conmigo. Nada que pase a mi alrededor, que lea, que vea... se les escapa. El último Misterio a do­micilio, Unos robos muy bobos, nace, por ejemplo, de un cartel que vi en una urbanización denunciando la desaparición de unos patines. El último libro de Rasi, Una fiesta (casi) perfecta se inspira en una noticia de un colegio que tuvo que suspender su fiesta de fin de curso por unos nidos de avispas.

En tus redes sociales vemos fotos de los encuentros y charlas que haces en colegios e institutos y, además, cada ju­nio estás presente en las Ferias de Libro de Madrid, Zaragoza y otras ciudades. ¿Qué es lo que más te gusta de encon­trarte con los lectores?

TODO. Tú estás a diario peleándote con las palabras ante un ordenador que, cuando se apaga, solo te ofrece tu triste reflejo y, de repente, en esas ocasiones, todo eso que has inventado resulta ser VERDAD, y en otras cabezas que no son la tuya. Si lo piensas, es muy alucinante. Es pura magia. Encontrarte con los lec­tores es ver salir una paloma de la chis­tera y olvidar que tú la colocaste allí.

Puede que seas, en el mundo literario ju­venil de nuestro país, una de las perso­nas que más conoce todos los trabajosque se realizan dentro del sector edi­torial. Has sido consultora, lectora editorial, editora, traductora y escritora (y seguro que nos hemos ol­vidado alguno). ¿Cuál de esos trabajos te ha gustado más? ¿Nos puedes contar algún aspecto de alguno de ellos que quizás no co­nozcan los lectores?

¡Ay! ¡Son todos muy bonitos! Aun así, me quedo con el de escritora. ¿Algo que los lectores no sepan? Mmm, quizás no sepan que el camino más corto para que un editor lea un ma­nuscrito es presentarlo a un premio. A las editoriales llegan miles de obras que esperan ser leídas, pero las obras que se presentan a los premios hay que leerlas necesariamente en un plazo de tiempo determinado.

Para hacer todo ese trabajo, supone­mos que tendrás una buena agenda y mantendrás una rutina. ¿Cómo te orga­nizas para trabajar de freelance?

Tengo un calendario artesanal ma­ravilloso con piezas móviles y tengo un caos en mi cabeza que se parece a la habitación de un adolescente y ten­go editoras-madre que me recuerdan las cosas de vez en cuando, pero sobre todo, tengo una gran capacidad de tra­bajo. Soy muy muy curranta porque me han educado así, y además me encanta mi trabajo.

Además de elaborar libros de texto, también has realizado adaptaciones de clásicos para cómic y en tus libros in­fantiles la ilustración está muy presen­te. ¿De qué estado de salud goza en la actualidad la rela­ción entre ilustración y texto en la literatura infantil y ju­venil?

Mi relación con los ilus­tradores es, en general, inter­mediada. Yo escribo los tex­tos y son mis editoras quienes normalmente sugieren quién me acompañará ¡y siempre aciertan! He tenido la suer­te de encontrar mis textos en magníficas compañías. Solo en una ocasión he trabajado codo con codo con una ilustradora desde el principio; ha sido con Un fuego rojo, un texto ilustrado y diría que vivifica­do por Paloma Corral. Con este trabajo ganamos el Premio Lazarillo de álbum ilustrado. Es una obra muy especial que estoy deseando que vea la luz, pero aún no tenemos editor. (Guiño guiño).

Eres una defensora de la buena litera­tura, sin hablar de etiquetas ni del gé­nero. En tu blog leímos un post en el que contabas que, en algunas bibliote­cas, en la sección de literatura infantil y juvenil solo podían estar niños y ado­lescentes. ¿Qué opinas del uso de esa etiqueta de «infantil y juvenil» en la li­teratura actual?

Quienes nos dedicamos a esto he­mos repetido hasta la saciedad que li­teratura infantil es la que también pue­den leer los niños. Es así, y con la juvenil igual. Una buena obra literaria para ni­ños o jóvenes puede disfrutarla igual­mente un adulto. Si no lo hacen, eso que se pierden. Da pena que se arrastre una idea de la literatura infantil y juve­nil como algo menor. ¿No deberíamos querer para los niños, para los jóvenes, lo mejor de lo mejor? Ni siquiera es más fácil escribir para niños o jóvenes. Al contrario.

En la editorial SM trabajabas dentro del Plan Lector para el fomento de la lectura juvenil en el aula y también has impartido cursos de formación para profesores. ¿Cómo crees que se podría trabajar la animación a la lectura en los institutos?

Uf, dame trescientas páginas para esta pregunta. O ninguna, porque la respuesta a esto la están escribiendo día a día docentes de institutos que se des­cuernan por hacer lectores. Por resumir, daría al menos tres claves: ejemplo lec­tor (apasionado, a poder ser), libertad de elección de lecturas y acercamiento creativo y actual a los clásicos.

Aunque en esta revista te conocemos más por tus novelas juveniles, llevas toda la vida publicando: libros infanti­les, libros de texto, novelas personaliza­das, material didáctico, etcétera. Entre encargos editoriales y novelas propias, hemos leído que tienes más de cuatro­cientos títulos publicados. ¿Tienes sitio en casa para todos los ejemplares?

¡No! Pero tengo un trastero. Y una madre que lo guarda todo, todo, todo.

Muchas gracias por la entrevista, Bego­ña.

Muchas gracias por esta entrevis­ta que sin duda mi madre imprimirá y guardará.